sábado, 31 de octubre de 2009

Las mujeres de Pablo Picasso















(http://www.educared.org.ar/enfoco/recursos/archivo/2009/03/25/las_mujeres_de_piccaso.asp)


viernes, 30 de octubre de 2009

La Gran Chavela


  “Nacida en Costa Rica el 17 de abril de 1919, Chavela Vargas o Isabel Vargas Lizano –su verdadero nombre- confesó abiertamente su lesbianismo y lo contó en su autobiografía, titulada: “Y si quieren saber de mi pasado…”. En un relato exquisito, la cantante pone blanco sobre negro su elección sexual diferente, en una época en la que una lesbiana era considerada, por lo menos, rara. 
  “(…) Habrá quien espere que hable aquí de camisones y acostones, y quien busque la lista de mis amantes, de las mujeres que me amaron y a las que amé. Pero éste no es el lugar; para ellos escribiré una carajada de libro que se titule: ´Vida de la Vargas fornicando ante el sagrario´. O aún mejor: ´Chavela, la mamá del condón´. De todos modos, creo que se dieron cuenta de que yo era homosexual desde muy niña. Entre otras razones porque siempre andaba detrás de la hija de la cocinera. Y mis padres, mis hermanos, mi familia, los conocidos y muchos desconocidos, utilizaban para mi homosexualidad la palabra ´rareza´. Yo era un ser raro, una persona rara. Lo cierto es que no me gustaba jugar con las niñas, ni me interesaba entretenerme con muñecas, ni andar de acá para allá con los cacharritos. Prefería los rifles, las pistolas, las piedras y fingir que andábamos en guerra”. 
  A Chavela no le dolía ser homosexual, lo que la dañaba era que su condición sexual fuera vista como una peste. “Hace falta tener mucha ponzoña en el alma para lanzar los cuchillos sobre una persona sólo porque sea de tal o cual modo –cuestionó en su libro-. Mi sobrina Giselle, hija de mi hermana Ofelia, me ha llamado ´lesbiana de mierda´. Cuando era pequeña me dijeron que me iban a excomulgar por ser lesbiana. Yo era lo peor que se podía ser, y había llegado al límite de donde podía llegar”. 
  En su autobiografía aclara que nunca le ha robado nada a nadie. Que si las “señoras venían conmigo era porque querían, que yo a nadie obligaba. Por supuesto, yo les decía piropos, pero eso no hace mal a nadie y, para ser sinceros, a la mayoría de las mujeres les encanta que las halaguen. Y en España, si las mujeres se divorciaban porque me querían, no era cosa que yo pudiera evitar –se jactó-. Dado que a mí me gustaban las mujeres, la mayoría de los hombres eran mis rivales. Sin embargo, apenas tuve enfrentamiento con ellos. Ya saben: los hombres son demasiado hombres en México y en España. Demasiado machos”. 
  Chavela también aceptó que casi todas las mujeres con las que se había involucrado sentimentalmente, le habían sido infieles. “Casi todas me ponían los cuernos. Parecía yo venado, no podía entrar por ninguna puerta”. Y refleja en sus palabras su personalidad arrolladora. 
  “Me han dicho algunas veces que mi amor era dulce y suave. La leyenda negra supone que mi amor era fuerte y violento. No niego que hubo alguna agarrada, y que en alguna despedida se dijeron palabras bien altas. Era celosa, es verdad. Nunca fui promiscua, ni me gustó jugar a lesbiana, ni jamás jugué con los amores. Me gustaban y me gustan todas, por supuesto, pero no hermosísimas, guapérrimas, recostadas en mi cama y en los sillones –relata-. Habían sobornado al gerente, le habían pagado para que les abriera la puerta de mi habitación. No más: estaban allí para que yo pudiera elegir a la que más me gustase, o para probar cuál de todas podría enamorarme. (…) Nunca pensé en formar una familia porque jamás hubiera tenido un hijo, no tenía espíritu maternal”. 

                         Mónica Soraci 

(“¿Hijos? No, gracias”, de Mónica Soraci. Longseller.) 

jueves, 29 de octubre de 2009

Arguye de inconsecuentes el gusto y la censura de los hombres que en las mujeres acusan lo que causan.

Hombres necios que acusáis 
a la mujer sin razón, 
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis, 

si con ansia sin igual 
solicitáis su desdén 
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal? 

Combatís su resistencia 
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad 
lo que hizo la diligencia. 

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco, 
y luego le tiene miedo. 

Queréis, con presunción necia, 
hallar a la que buscáis, 
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo 
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén  
tenéis condición igual: 
quejándoos si os tratan mal
burlándoos si os quieren bien. 

Opinión ninguna, gana
pues la que más se recata, 
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana. 

Siempre tan necios andáis
que con desigual nivel
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis. 

¿Pues cómo ha de estar templada 
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada? 

[…]

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues, en promesa e instancia 
juntáis diablo, carne y mundo. 


Sor Juana Inés de la Cruz 

(Sor Juana Inés de la Cruz, Poemas. Bureau Editor)

miércoles, 28 de octubre de 2009

LA ENAMORADA

esta lúgubre manía de vivir 
esta recóndita humorada de vivir 
te arrastra alejandra no lo niegues. 

hoy te miraste en el espejo 
y te fue triste estabas sola 
la luz rugía el aire cantaba 
pero tu amado no volvió 

enviarás mensajes sonreirás 
tremolarás tus manos así volverá 
tu amado tan amado 

oyes la demente sirena que lo robó 
el barco con barbas de espuma 
donde murieron las risas 
recuerdas el último abrazo 
oh nada de angustias 
ríe en el pañuelo llora a carcajadas 
pero cierra las puertas de tu rostro 
para que no digan luego 
que aquella mujer enamorada fuiste tú 

te remuerden los días 
te culpan las noches 
te duele la vida tanto tanto 
desesperada ¿adónde vas? 
desesperada ¡nada más! 

 Alejandra Pizarnik

(Alejandra Pizarnik, de La última inocencia, 1956) 

sábado, 24 de octubre de 2009

Impúdico color de palacio


"En una bruma otoñal, pero otoñal nórdica, Tito y yo llegamos a Amsterdam en 1978. Nada podía ajustarse más a las ensoñaciones de los cuentos infantiles que aquella ciudad colorida, bajo un cielo de plomo y atravesada de ráfagas frías que calaban el gabán, resto de la estética setentista pre dictadura. Ibamos a pasar sólo un día en Amsterdam, es decir, en Holanda, en los Países Bajos, en las tierras de la mejor pintura del barroco, y sólo alcancé a ver –en el final de una calle impregnada de olor a fritura– el aire poroso de Veermer, pero real, y la impresionante Ronda nocturna de Rembrandt, en el museo Rembrandt. La materialidad de la luz y de la sombra fue lo que me impresionó de Rembrandt. Hubiese podido decir como Poe: "Podía oír la oscuridad". Restaba descubrir aún un alma del barroco, nacida al norte de las tierras bajas: Pedro Pablo Rubens. 

Había un rosado carmesí en el cielo de Francia cuando nos aproximamos a París por tren. Ese color presentía otro arte, otra belleza, y otra historia también. Rubens tenía 29 años cuando Rembrandt nació. Al principio, su paleta influyó en quien sería el más alto exponente, a mi juicio, de una belleza que puede llamarse nórdica. Como si el universo fuese esa suspensión de sombras y luz –que en realidad es–, las figuras de Rembrandt avanzan hacia él, terminan sumergidas en el gran contraste, son producto, materia, sumisa y leve –pero concretísima– del torbellino quieto que las modela. Son cósmicas, pese a que, en muchos casos, son cotidianas. Rubens había aprendido algo meridional. De hecho, actuó cerca de Meridión, en la madurez de su edad, creando una de las galerías de mayor fama en Europa: la que le encargó María de Medici. 

Le extrañó a Tito cómo miraba yo las carnes femeninas pintadas por Rubens, durante el tiempo en que estuve detenido, largo, frente a la Instrucción de la reina; y luego frente al Triunfo de la verdad... 

Entendía yo que las grandes caderas y los enormes pechos son maternalmente libidinosos, y no por nada fueron el ideal masculino en tiempos en que la fertilidad de la tierra era un bien esquivo. Comprendo que la abundancia se prolongara como ideal hasta el tiempo de las grandes cortes, sin que importase la celulitis que acarreaba y que tan bien pintaba Rubens. Pero no era eso lo que me detenía frente a los cuadros. La causa de mi adicción inmediata a Rubens era el color de la piel. Ese color terriblemente expuesto, que ante la luz del Sol claudicaría, convirtiéndose en pergamino. Era el color más vivo (y enfermizo) y envolvente que alguien pudiera pedir de las circunstancias privadas de un lecho. Color de cuerpos yendo y viniendo de la alcoba al baño; de invierno y palacio; de invalidez, desprotección y voracidad; de sangre latiendo en hielo. Y la revelación llegó años más tarde, en El Prado, ante Las tres Gracias, Gretchen repetida, vigorosa y altiva, de nalgas abundosas, estriadas, y pálido y subyugante pulso. Se comprenderá que no hablo del blanco romántico-leucémico, sino del indescriptible color de una ingenua, nórdica, impudicia."

                                                                   Jorge Aulicino

(http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/10/24/_-02023671.htm)

Mujeres rodando

"A partir del próximo jueves 29 se proyectarán, con entrada gratuita, los cortos preseleccionados del concurso La Mujer y el Cine, que, auspiciado por Página/12, logró una muy alta convocatoria y promete convertirse en el semillero de nuevas miradas femeninas, que aprovechan estos espacios exclusivos para tomar el séptimo arte por asalto. Seis de las directoras participantes hablan sobre sus obras y su experiencia detrás de cámara.

“Que llegaran 216 cortos fue un motivo de regocijo muy grande para nosotras”, subraya Annamaria Muchnik, activa integrante de la comisión de La Mujer y el Cine, asociación civil con 21 años de existencia que este año propone en 10º Concurso Nacional de Cortometrajes realizados por Mujeres, con sus correspondientes premios. Los otros nombres de dicha comisión: Graciela Maglie, María Victoria Menis, Marta Bianchi, Julia Solomonoff, Sabrina Farji e Ivonne Fournery. “Hicimos mucho hincapié en promover este concurso en los medios apropiados: por ejemplo, una página en la web, www.lamujeryelcine.com.ar, puesta en Facebook en dos lugares distintos. Este recurso nos trajo mucho ida y vuelta entre las participantes. Tratamos de que hubiera mucha difusión en todo el país, a través de escuelas de cine, secretarías de cultura. Estamos consiguiendo que las chicas del interior cuyos trabajos fueron seleccionados vengan a Buenos Aires para la exhibición.”
[…]

VIDA DE BAR

Nacida en Rosario y criada en Santa Cruz, Natalia Bianchi se vino a los 18 a la Capital para estudiar en la Universidad del Cine: “En los primeros tiempos en esta ciudad, me costó ambientarme, me sentía sapo de otro pozo. De los trabajos hechos en la Universidad, rescato Medusario, video que realizamos cuatro chicas del interior, cuatro miradas a veces extrañadas sobre Buenos Aires”.

Bianchi es la realizadora de Soliloquio de una espera, uno de los films seleccionados. Un plano secuencia inmóvil que desde el punto de mirar de una mujer captura lo que sucede en el bar durante 7 minutos, también los movimientos de la calle a través de las ventanas. “Una de las cosas que más me impactó al llegar acá fue que hubiera tantos bares, que la gente se reuniera habitualmente en esos lugares... Y tuve ganas de reflejar esa cultura de bar en una película. Cuando escribí Soliloquio... tenía 19, se filmó en mayo del año pasado y lo terminé en febrero de 2009. Entre las pautas formales planteadas por la profesora, tomé la voz en off, me interesaba esa ambigüedad. Hicimos un casting y hubo que ensayar porque al tratarse de un plano secuencia tenía que manejarme con cierta coreografía previamente establecida. Fue un solo día de rodaje en un bar del barrio San Nicolás. Nos llevamos muy bien dentro del equipo.”
[…]

BAILES FRONTERIZOS

Remolinos de vivos colores irrumpen en la ruta, en un puente, en campo abierto. La imagen se ralenta, se descompone, se vuelve abstracta al ritmo ancestral de Tinkun. Y una mujer vestida de colores pálidos se sobreimprime haciendo otra danza, se debate dentro de un cuadro, entre cuerpos pintados por Deborah Balietti. Este film de Ladys González, presentado ya en diversos festivales, se llama precisamente Frontera Danza, y contó con la coreografías de Osmar Mercado (Tinku) y Cecilia Pugin (contemporánea). “La propuesta es habitar la frontera como un espacio indefinido, como un no lugar”, explica Ladys González. “Establecer una relación con distintos lenguajes artísticos, trazar puentes en el sentido físico y metafórico, marcar el tránsito, el paso del tiempo... Y, no hace falta decirlo, celebrar la danza en sus distintas expresiones.” […] 

“El puente une y separa, lleva cuerpos que están fragmentados por dentro. En mi obra, bailan bolivianos e hijos de bolivianos que quizás no fueron nunca a Bolivia. Pero siguen bailando esas danzas remotas, trasmitidas de generación en generación, típicas de las fiestas. No por azar, en Frontera Danza coincidimos artistas de distintas nacionalidades.”
[…]

RENACIMIENTO DE OFELIA

“Me gusta tomar personajes de la mitología, de la literatura y llevarlos a situaciones contemporáneas”, declara Julia Anaut, creadora del corto Ofelia en cristalino arroyo, con amplia formación en artes visuales (pintura, grabado, fotografía). “La Ofelia de Hamlet es una mujer que muere por amor, una romántica de la que doy otra versión. Me importa la relación de la mujer con la naturaleza. En la obra de Shakespeare, se dice de ella: flota como una sirena o como una criatura natural de ese elemento.”

En Ofelia..., una chica –interpretada por la propia Anaut– se sumerge en la bañera con expresión de relajada beatitud, el agua se va volviendo verde, flotan de pronto flores de loto claramente artificiales, la chica empieza a brotarse de verde, ramas de enredadera se adhieren a las superficies enlozadas del baño. Pero esta Ofelia se sale del molde de la suicida loca de amor al generar su propio ecosistema, entrar en comunión con el verdor, los elementos, la música de Ber Chese. “Sucede que hay en mí una añoranza de la naturaleza, crecí en Cipolletti, lugar pegado a las chacras, a la manzana. Ofelia parte de la serie de fotografías Ofrenda, ahora estoy trabajando en una nueva donde hay una procesión de mujeres envueltas en plantas, situaciones rituales. A través de la historia, de algunas religiones, de la cultura, la mujer tiene una relación más directa e intensa con la naturaleza, sus fenómenos. Y obviamente, es la que da vida.” [...]

LA ESTACION DEL AMOR IMPOSIBLE

[…] el primer deseo artístico de Celina fue dirigir cine, pero al terminar la secundaria, luego de negociar con su familia, empezó en Bellas Artes. “Pasó que mientras cursaba el profesorado de pintura me iba enganchando con la actuación, sin dejar de pensar en el cine. En 2003, con algunos ahorros y tiempo disponible, me decidí a entrar en la FUC.” Celina Font reconoce que estos desvíos confluyeron, se fueron acoplando a su deseo inicial. “Aunque me metí de lleno en Bellas Artes, pronto comprendí que había algo de lo solitario en la labor del pintor que no me convencía, sabía que necesitaba trabajar en equipo, tener interacción con otra gente. Por eso me incliné primero por la actuación, luego me animé al cine. Cuando veo el cuerpo de los cinco cortos que hice durante la carrera, advierto que comparten una cuestión temática que tiene que ver con el deseo, con la búsqueda, el intento, la imposibilidad de una relación de pareja, también con la soledad."

[…] “Creo que la comedia es un género difícil de sostener en su aparente ligereza, pero que facilita la comprensión directa de ciertos planteos. El humor te permite pasar muchas cosas, expresar un enfoque, dejar caer una reflexión. Sin duda, puede tener un poder subversivo. Trabajé mucho para encontrar esa estructura como de sucesión de postales no siempre en orden, con esa aceleración y esa acumulación propias de la memoria.” No hagas el amor... luce un sólido elenco de once actores y actrices que, aparte de Lamarre, entre otros, incluye a Arturo Goetz, Monica Gazpio, Inés Efrón. “Les estoy muy agradecida, fueron seis días de rodaje, viajando cada día a la provincia, un despliegue increíble.”

RETRATO DEL ARTISTA COMPROMETIDO

En fondo de una casa de familia, Lucila Las Heras inventó un mundo paralelo, alejado en el tiempo y el espacio, para contar la fábula de un joven artista que en la Edad Media salva a los habitantes de su pueblo de los estragos de la peste, al poder representarla.

La directora del film Retrato de la peste, un corto de animación por stop motion, expone sus motivos: “Desde muy chica me gusta el cine fantástico, contar y que me cuenten historias. En el momento en que tomé este tema, estaba estudiando en sociología la época medieval. Me interesó mucho conocer aspectos de esa sociedad tan diferente de la nuestra, y también comprobar cómo permanecen ciertas costumbres universales, como la existencia de fábulas y leyendas que explican el mundo mediante metáforas. Me interesa el papel del arte que te libera, te puede salvar de diversas maneras. Este chico artista tiene el poder de ver lo que los demás no ven, lo puede comunicar a través de su pintura. No es casual que en todas las épocas en que hay problemas de autoritarismo, lo primero que se cuestiona es el arte que no se rinde ante el poder, se censura a los artista que expresan ciertas verdades incómodas”.

Para la realización de este corto, Lucila trabajó con muñecos bastante complejos que debajo de la ropa tienen un esqueleto articulado de bronce que ella construyó […]
“Yo tenía el dibujo de los personajes, para algunos me basé en pinturas. Busqué mucho en el barroco para el tema de la fotografía, sobre todo los holandeses de esa época, también Caravaggio.”

CITA DE SIRENAS

La primera idea que se le disparó a Paula Herrera, directora del corto Blanca tu humedad, fue trabajar con la sexualidad de una mujer madura. Luego se fueron sumando otros componentes: el agua, el nado sincronizado, las relaciones entre edades y clases sociales diferentes. Componentes ligados a los conocimientos de plástica, música, teatro, danza butoh, de esta realizadora que hizo la carrera de Imagen y Sonido en la UBA.

[…]
 “Me fascina el agua en general”, afirma Paula Herrera. “En la pileta, la protagonista entra en otra realidad, experimenta otra libertad... Diría que toda la película trata de mostrar los diversos niveles de percepción a través de las emociones, de las texturas, los colores, los sabores. Blanca accede de a poco al territorio de esa mujer más grande, que podrá convertirse en su amiga, su amante, su guía... Esa mujer que preside ese festejo final con algo de dionisíaco, donde el grupo de nadadores teje rondas y figuras en el agua, un guiño a Esther Wiliams pero con otra música, otro sentido. Hay integración, hermandad, alegría compartida en ese encuentro de mujeres en el agua.”¤

Exhibiciones de la Muestra 10º Concurso de cortos La mujer y el Cine, en el Malba, avenida Figueroa Alcorta 3415; jueves 29, a las 18 y a las 20; viernes 30, a las 18 y 20; sábado 31, a las 18 proyección y a las 20 premiación."

Moira Soto

( http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-5254-2009-10-23.html )


miércoles, 21 de octubre de 2009

Una historia que muestra a las mujeres tal cual somos

   Con buenas actuaciones y una original trama debutó "Ciega a citas"

     "Buenos Aires, 21 de octubre (Reporter). Con buenas actuaciones de su sólido elenco y una trama atípica sobre una joven decidida a encontrar novio para taparle la boca a su madre, debutó por Canal 7 la tira "Ciega a citas".


     La producción de Rosstoc y Dori Media Group tuvo un debut en el que apenas quedó planteado el conflicto principal del ciclo, una adaptación del exitoso blog de la autora Carolina Aguirre.

     En la historia, Lucía González (Muriel Santa Ana) es una periodista insegura, soltera y con algunos kilos de más. "Depende de lo que me ponga, a veces parezco un sachet de leche", confesó el personaje en un descarnado monólogo.

     Invitada por su hermana Irina (María Abadi), Lucía fue a una cena en la casa de su madre, Manucha (Georgina Barbarossa), y su segundo esposo (Boy Olmi) para un anuncio muy especial. 

     Es que la hermana reveló sus planes de casamiento y las tres mujeres de la casa celebraron alegremente. Pero cuando el jolgorio se terminó, Lucía escuchó accidentalmente una conversación entre su madre y su hermana que la hundió en una profunda depresión.

     "Es gorda, triste, sin pareja. Va a ser doblemente triste verla llegar a cuanto casamiento haya sola y vestida de negro", dijo Manucha. 

     La hija menor trató de convencerla de que estaba equivocada. Pero la progenitora terminó apostando el costo de la fiesta de casamiento a que Lucía no sería capaz de conseguir un novio que la acompañe a la boda.

     Mortificada por lo que había escuchado, la inusual heroína terminó devorando un lemon pie entre lágrimas -en una escena de antología- y al día siguiente se quedó en la cama sin intenciones de salir.

     Quien la rescató de su encierro fue Ugly (Rafael Ferro), un fotógrafo que trabaja en la misma redacción que ella y que la obligó a bañarse y salir de la casa para una entrevista con un gurú de autoayuda (Luis Ziembrowski).

     Sin embargo, el seminario de metas que tenía que cubrir terminó convirtiéndose en una inesperada herramienta para tomar la determinación de poner manos a la obra en su objetivo de encontrar "un novio normal" en 258 días y conseguir que su madre pierda la apuesta.

     En el primer episodio, además de los ingeniosos libretos adaptados al formato televisivo de Marta Betoldi, se destacaron las actuaciones. Sobre todo las de Santa Ana, perfecta elección para el papel; y Georgina Barbarossa, que le dio el tono justo a la afectada e insoportable madre de la protagonista.

     Con un estilo muy cercano al de los ciclos "Lalola" y "Los exitosos Pells", habrá que ver cómo sigue la historia -cuya primera cita a ciegas será con un periodista interpretado por Sebastián Wainraich- y si el público acompaña esta apuesta de Canal 7 por la ficción diaria. (Reporter)"


                                                                                ML


(http://www.terra.com.ar/feeds/notas/264/264962.html)

CAPRICHO

Escrútame los ojos, sorpréndeme la boca, 
Sujeta entre tus manos esta cabeza loca; 
Dame a beber, el malvado veneno
Que te moja los labios a pesar de ser bueno.
Pero no me preguntes, no me preguntes nada
De por qué lloré tanto en la noche pasada;
Las mujeres lloramos sin saber, porque sí: 
Es esto de los llantos pasaje baladí. 
Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto, 
Un mar un poco torpe, ligeramente estulto. 
Que se asoma a los ojos con bastante frecuencia 
Y hasta lo manejamos con una dúctil ciencia.
No preguntes, amado, lo debes sospechar: 
En la noche pasada no estaba quieto el mar.
Nada más. Tempestades que las trae y las lleva
Un viento que nos marca cada vez costa nueva. 
Si, vanas mariposas sobre jardín de enero
Nuestro interior es todo sin equilibrio y huero.
Luz de cristalería, fruto de carnaval
Decorado en escamas de serpientes del mal. 
Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta: 
Movilidad absurda de inconsciente coqueta.
Deseamos y gustamos la miel de cada copa
Y en el cerebro habemos un poquito de estopa. 
Bien; no, no me preguntes. Torpeza de mujer, 
Capricho, amado mío, capricho debe ser. 
Oh, déjame que ría… ¿No ves qué tarde hermosa? 
Espínate las manos y córtame esa rosa. 
   
           Alfonsina Storni 

(“Alfonsina Storni. Poesía”. Editores Mexicanos Unidos, S.A.)

domingo, 18 de octubre de 2009

Simone revisitada

     "En El privilegio de Simone de Beauvoir, la filósofa Geneviève Fraisse describe el modo en que la escritora supo tomar el mundo (masculino) por asalto, a la vez que sacude de encima de su obra más conocida, El segundo sexo, pesadas frases hechas, como la que le adjudica ser la base del feminismo.

     Derecho o ventaja, fuera de ley común, que concierne a un individuo o a una categoría, el privilegio se concede o se obtiene. Simone de Beauvoir se apropió por su cuenta y riesgo de algunos privilegios reservados a los varones desde el oscuro y lejano momento en que se impuso la dominación masculina sobre las mujeres. Según Geneviève Fraisse, el primer privilegio que se toma la autora de El segundo sexo (1948-1949) es el de imaginarse como protagonista de la historia, reclamando sin ambages el lugar que considera que le corresponde. “Tuvo el gesto de la actriz que entra en la escena de la historia. Al parecer, sin vacilaciones, sin temor”, describe acertadamente Fraisse en El privilegio de Simone de Beauvoir (Leviatán, 2009).

     Trasponer barreras, estudiar, concursar por una cátedra de filosofía, hacerse reconocer por los hombres, convertirse en una mujer de letras: Simone de Beauvoir avanza a paso redoblado sin pedir permiso, sintiéndose en su derecho, aunque todavía sin comprometerse con el feminismo. Lleva a cabo una ardua investigación y luego escribe ese libro que partiría el siglo XX, que fue un antes y un después para las mujeres –aun para las que no lo leyeron–, sin considerarse una militante de la emancipación. Sin embargo, tuvo el gesto amplio de aplicar la libertad y el saber que había conquistado en el plano personal, para escribir una obra francamente monumental sobre la historia universal de las mujeres. Como anota Fraisse en su trabajo, “Ella es capaz de abarcar el mundo para luego situarse en él, incluirse”. Es decir, escribe para conocerse a sí misma a partir de esa visión de conjunto, y así más tarde publicar su autobiografía en tres tomos. Y el análisis de esa historia colectiva del sojuzgamiento y domesticación de las mujeres la lleva a su famosa deducción, transformada más tarde en sentencia: “La mujer no nace, se hace”.

     Un concepto, que –palabras más, palabras menos– ya había sido formulado, incluso por hombres esclarecidos y justos como Poulain de la Barre, en el siglo XVII, o Stuart Mill, en el XIX. Pero nadie había empleado más de 700 páginas para fundamentarlo tan minuciosamente. La filósofa Geneviève Fraisse (La controversia de los sexos, La musa de la razón, Desnuda está la filosofía) escribe su ensayo El privilegio... en 2008, año del centenario del nacimiento de Simone de Beauvoir (París, 9/1/1908), un tributo un tanto renuente, que reconoce la filiación pero toma ciertas distancias, aunque de otra manera que, por ejemplo, Sylviane Agacinsky o Judith Butler.

     La relectura de ese clásico vuelve a poner en evidencia la paradoja de que la escritora, cuyo libro se suele considerar un texto básico del feminismo, recién empezó a militar en 1970, década en la que se le acercaron las jóvenes feministas francesas –entre ellas, GF– que fueron bien recibidas por esta mujer propensa a llevar turbantes sobre su cabeza de pensadora, ya dispuesta a participar de las luchas emancipatorias, abandonando así el rol de testimoniante, de corresponsal, que le adjudica Fraisse. De observadora de ese conflicto entre los sexos al que le aplica lenguaje bélico, al hablar de hostilidades, querellas, combates, estado de guerra... El privilegio... subraya la injusticia o la severidad de algunos juicios de Simone de Beauvoir respecto de la conducta de las mujeres a través de la historia, negando las tentativas de conquistar derechos. Asimismo, se resiste Fraisse a “las tonterías que se han dicho (respecto de El segundo sexo): que fue el origen histórico, simbólico, teórico del feminismo contemporáneo”.

     “Una bomba de acción retardada que no termina de explotar”, decía hace 25 años Susan Sontag, en una miniserie dirigida por Josée Dayan, que la televisión francesa dedicó a ese célebre tratado que, efectivamente, sigue dando que hablar. Hace dos años se estrenó en Francia con gran éxito de audiencia el telefilm Sartre, sobre la relación de la famosa pareja engagée, con Anne Alvaro en el papel de Simone de Beauvoir, la teórica, novelista, filósofa, militante política que renegaba de la maternidad pero que supo escribir Una muerte muy dulce, conmovedor relato que la acerca a su propia madre después de muerta." 

                                                                                                             Moira Soto 

(http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-5247-2009-10-18.html)

sábado, 17 de octubre de 2009

Lola Mora, la que nunca se doblegó


  “A comienzos del siglo XX, cuando cada noche la ciudad de Roma aquietaba su bullicio, las ventanas de la mansión de la Via Dogali   N°3 seguían iluminadas, y el ritmo del cincel golpeando el mármol se oía hasta muy avanzada la madrugada. Es que allí vivía Lola Mora, la joven escultora argentina de la que hablaba toda Europa. 
  Había nacido en Trancas –al norte de Tucumán- en el seno de una próspera familia de estancieros y profesionales. Fue una excelente alumna del Colegio Nuestra Señora del Huerto, una de las pocas que completó su escolaridad, algo llamativo para una sociedad que daba escaso valor a la educación femenina. A su innata habilidad para dibujar, pronto le incorporó técnicas que la convirtieron en destacada retratista. Las primeras exposiciones de sus cuadros la enfrentaron con los prejuicios machistas de la época: ¿por qué una mujer quería dedicarse profesionalmente al arte? ¿Para qué trabajar, si su familia tenía dinero?, ¿acaso no entendía que lo único que se esperaba de ella era un buen casamiento y la crianza de varios hijos? Pues no, esta tenaz y rebelde tucumana eligió una vida más libre, más audaz, e infinitamente más difícil para aquellos tiempos. 
  Abandonó la calma de su provincia y viajó a Europa con una beca del Estado argentino, buscando ampliar sus horizontes y perfeccionarse como pintora. Pero en Roma descubriría su verdadera vocación: la escultura. Cambiaría para siempre pinceles por cinceles, telas por mármoles y bronces, y cuadros por grandes monumentos. Discípula de Julio Monteverde, muy pronto conoció el triunfo. Las familias de la nobleza peninsular le encargaban obras, ganaba concursos internacionales, y recogía elogios en las grandes ciudades del viejo mundo. Conoció la “belle époque” frecuentando el Café Greco –reducto de la bohemia romana de artistas e intelectuales- junto a sus amigos Guillermo Marconi, Eleonora Duse o Gabriel D´Annunzio, el mismo que la bautizara “la argentinita de los cabellos peinados por el viento”. Su casa era escenario de grandes fiestas, y hasta las reinas de Italia la visitaban en su atelier para verla trabajar montada en caballetes, con amplios pantalones gauchos y cantando coplas norteñas mientras tallaba la piedra. 
  Era una mujer menuda, delgada, de mirada intensa y movimientos ágiles. Los vestidos de encajes, puntillas y los elegantes sombreros que imponía la moda de 1900 realzaban sus modales refinados. Detrás de la amabilidad de su trato se agazapaba un fuerte carácter, nutrido de decisiones firmes, principios inclaudicables y objetivos claros, que defendía con pasión. La suya no fue una rebeldía adolescente ni caprichosa; tampoco su trasgresión era la de una diva en busca de promoción. Simplemente no aceptaba el lugar pasivo que la sociedad de su tiempo reservaba a las mujeres. Tuvo que pagar un alto precio Lola por oponerse a los mandatos sociales de su época, y muchas veces su vida y obra se vieron envueltas en el escándalo. Ser la primera escultora profesional de la Argentina, reproducir en sus monumentos sensuales cuerpos desnudos, casarse con un hombre 15 años menor que ella en 1909, luego separarse de él, y hasta en su vejez, incursionar en faraónicos proyectos de ingeniería, urbanismo, técnica cinematográfica y la búsqueda de petróleo en Salta, fueron algunos hitos de su vida aventurera que le valieron críticas, censuras y calumnias. 
  Su escultura más famosa: la Fuente de las Nereidas, fue el primer monumento realizado por una mujer que se emplazó en Buenos Aires, y es aún hoy, desde su ubicación en la Costanera Sur, todo un símbolo de la belleza y sensualidad femeninas. […] 
  Pasó los últimos años de su agitada vida en la confortable casa de sus sobrinas, en la Avenida Santa Fe 3026, en Buenos Aires. Allí conoció por fin la calma y el calor familiar, recibió visitas ilustres y desde allí emprendía largos paseos en soledad, que solían terminar siempre en la contemplación de su fuente. La crónica histórica dice que un derrame cerebral apagó la luz de sus ojos a las 13:33 de un 7 de junio de 1936. Pero como todo artista, Lola Mora nunca morirá del todo mientras perduren la belleza de sus obras y la memoria de su vida ejemplar. […]… un siglo atrás se atrevió a desafiar a la sociedad más cerrada y conservadora, sin doblegarse jamás.” 

                                                                      Pablo Mariano Solá
                                                   Sobrino Bisnieto y Biógrafo de Lola Mora



(“Lola Mora, la que nunca se doblegó” de Pablo Mariano Solá. Texto incluido en “Premio Lola Mora” de la Dirección General de la Mujer. Secretaría de Desarrollo Social. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.) 



viernes, 16 de octubre de 2009

Mimi Maura - Feliz En Mi Soledad

 
Feliz en mi soledad
la cara brillante del mar
ha puesto su marca en mi piel
nunca de mi se ira

feliz en mi soledad
desvanece la memoria del tiempo
una inmensa oscuridad
de mi nunca se ira

viento en las casas 
y sola con mi suerte
me duermo y me despierto

viento en las casas 
y ya llega la tormenta
me duermo y me despierto



oh oh oh oh 

miércoles, 14 de octubre de 2009

“Dar los medios para decidir”

El Instituto Guttmacher, de Estados Unidos, verificó la caída de abortos en el mundo al tiempo que en ciertos países hay un mayor acceso a los métodos anticonceptivos. También bajaron los embarazos no deseados. Las cifras de la última década.

Que más mujeres puedan acceder a métodos anticonceptivos y los usen regularmente disminuyó la cantidad de abortos en todo el mundo. La prevalencia de la anticoncepción, además, disminuyó la cantidad de embarazos no deseados. Lo que especialistas en salud reproductiva y el movimiento de mujeres sostienen desde hace años ha sido empíricamente demostrado por el Instituto Guttmacher, una ONG norteamericana que trazó un panorama global contundente. Mientras que en 1995 se registraron 45,5 millones de abortos, en 2003 la intervención se realizó en 41,6 millones de oportunidades. La tasa de embarazos no deseados pasó de 69 por 1000 en 1995 al 55 por 1000 en 2008, siempre considerando casos de mujeres de entre 15 y 44 años.

“Hay cada vez más pruebas de que dar a las mujeres los medios para decidir por ellas mismas cuándo quieren quedarse embarazadas y cuántos hijos quieren tener disminuye de manera importante las tasas de embarazos no deseados y por tanto reduce la necesidad de recurrir al aborto”, comentó Sharon Camp, la directora del instituto norteamericano, durante la presentación de El aborto alrededor del mundo: una década de progreso desigual (que puede encontrarse, completo, en www.gutt macher.org), que tuvo lugar ayer en Londres. Los progresos son “modestos en relación con lo que podría hacerse”, indicó, al señalar que las brechas regionales tanto legales como de oportunidades, pero ante todo nacionales, son las que sustentan desigualdades entre mujeres de distintos lugares del planeta.

La cifra que con más claridad señala la tendencia es la de utilización de anticonceptivos por parte de las mujeres casadas: mientras que en 1990 recurrían a ellos el 54 por ciento, en 2003 el uso se extendía al 63 por ciento. Ese incremento indica, además de la aceptación de distintos métodos, la voluntad creciente de controlar la fertilidad y planificar el desarrollo familiar, aun en los casos de mujeres que tienen pareja estable, una realidad que desbarata algunos de los argumentos más conservadores. De allí que el informe, en sus conclusiones, refiera que “una tendencia importante y alentadora que subyace a la disminución de la incidencia de embarazo no deseado es el incremento del uso de anticonceptivos”, al tiempo que agrega que las cifras de las casadas encuentran correlatos “en algunos países en desarrollo, durante los ’90, entre las solteras jóvenes y sexualmente activas”. Sin embargo, el mapa de acceso a la anticoncepción resulta abrumadoramente desigual: en 2003, el 71 por ciento de las casadas recurría a distintos métodos en América latina y el Caribe, pero en Africa lo hacía sólo el 28%de ellas.

El informe, aun cuando fue presentado como auspicioso, también pone en negro sobre blanco los desafíos pendientes, como el hecho de que todavía el aborto sea ilegal en 32 países, aunque 19 han morigerado las restricciones legales desde 1997 a esta parte. Otros tres, en cambio, las “aumentaron considerablemente”, señaló Camp. El 40% de las mujeres del mundo viven en países con leyes sobre aborto “muy restrictivas”, entre ellas el 97% de las latinoamericanas. Pero “las restricciones legales no hacen que haya menos abortos, sólo logran que el proceso sea más peligroso”, recordó Camp. Las cifras que revela el Instituto también avalan esa afirmación: los abortos clandestinos causan 70 mil muertes anuales en el mundo y provocan que cinco millones de mujeres deban ser tratadas por complicaciones derivadas de la intervención en condiciones inseguras.

                                                                                                   Soledad Vallejos

(http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-133447-2009-10-14.html

                                                                                                                  

   

El Arte de Ser Mujer

Que tristeza, si la hermosura fuera considerada solamente, por lo que perciben los ojos. 

“En nuestra época el ideal de la belleza femenina, está expresado por la silueta fina y esbelta. Los ideales estéticos variaron según los tiempos, cada uno tuvo los suyos, determinados por la moda, la educación y las costumbres. Por ejemplo las estatuas griegas, sobre todo las del siglo de Perícles, que expresaron por mucho tiempo un ideal, que se ha convenido en llamar clásico. 
La mujer de hoy, ya no puede ser lánguida como las del siglo diecinueve, pero tampoco rolliza, al estilo de las de Rubens o Ticiano. La mujer actual, quiere ser delgada y al mismo tiempo fuerte y lucha por tener un cuerpo natural y sano. 
¿Por qué se embellece una mujer? ¿Qué es lo que la lleva a completar, su fascinación natural, con los mil y un ritos de una religión refinada y antiquísima? 
Desde siempre, hubo una sociedad patriarcal, que ha definido cánones de belleza para las mujeres y los marcó imprescindibles en su existencia. Hoy en día, estas rivalidades con los hombres en todos lo terrenos y aunque ellos dedican tiempo a su aspecto, sin embargo el deber de la belleza, sigue siendo para ellas un imperativo que no admite réplicas. Por otra parte los recursos que disponen en la actualidad para aumentar su atractivo, son mucho más eficaces y refinados, que los que estaban al alcance de las soberbias hijas de la antigua Roma. […]
El mundo del fin del siglo veinte, se caracterizó por el desencanto, la modernidad fue el tiempo de las grandes utopías sociales, que no se pudieron llevar a cabo. Las post modernidad, es el tiempo del yo y el intimismo. […] 
No obstante reconozcamos, que el siglo veintiuno nos muestra de alguna manera una nueva mujer, que luego de recorrer un largo camino, que pasó del sometimiento de la voluntad paterna primero y luego a la del esposo a realizarse en la vida como un ser independiente, prueba de ello vemos que hay quienes dirigen empresas se postulan para la presidencia de su país y viajan al espacio. Sin ir tan lejos, la mayoría trabaja fuera de su hogar y atiende su familia, haciendo acrobacia organizativa y horaria. A esta sobre exigencia se le suma la obligación de estar al día en temas generales, vestuario, peinado, y todo lo que impone la actualidad. De todas maneras el instinto femenino se inclina por agradarse, agradar al otro y amar. 
La mujer cuando ama se embellece y esa magia cambia la percepción, lo que en lo convencional seria vulgar o feo se transforma. El amor enciende la llama de la seducción convirtiendo una oscura noche en una aurora radiante y luminosa. 
Una hermosa mujer es mucho más que un hermoso físico, es una totalidad que comprende al campo espiritual, el de sus proyecciones dentro de la sociedad en que vive, y la forma de situarse frente a los problemas de la vida. Para finalizar, digamos que la belleza esta relacionada con el cultivo de la propia personalidad, las ganas de vivir, el entusiasmo y la pasión. Cada etapa de la vida nos muestra una belleza particular, y para garantizar una buena vejez las mujeres tienen que asumir los cambios corporales. Una mujer que valora su existencia, se siente bien con la imagen que le devuelve el espejo, es feliz con lo que tiene y con quienes la rodean, esa, va a ser siempre bella.” 
   
                                                                                                    Marta B. Serra 

(“El Arte de Ser Mujer”, texto incluido en La belleza femenina: ¿un ideal? Dirección General de la Mujer. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.) 


jueves, 8 de octubre de 2009

La libertad que soñé de niña a través de las palabras de Simone

  “Lo que me deslumbró cuando llegué a París en setiembre de 1929 fue primeramente mi libertad. La había soñado desde la infancia cuando jugaba con mi hermana a “la señorita grande”. De estudiante, ya he dicho con qué pasión clamaba por ella. De pronto la tenía; en cada uno de mis movimientos me maravillaba mi agilidad. Por la mañana, en cuanto abría los ojos, me revolcaba con júbilo. Alrededor de los doce años había sufrido por no tener en casa un rincón que fuera mío. Leyendo en Mon Journal la historia de una colegiala inglesa había contemplado con nostalgia la fotografía que representaba su cuarto: un pupitre, un diván, estanterías cubiertas de libros; entre esas paredes de colores vivos ella estudiaba, leía, tomaba té, sin testigos: ¡Cómo la envidiaba! Yo entreveía por primera vez una existencia más favorecida que la mía. Ahora ¡yo también estaba en mi habitación! Mi abuela había sacado de su sala todos los sillones, mesitas, adornos. Yo había comprado muebles de pino que mi hermana me había ayudado a barnizar. Tenía una mesa, dos sillas, una gran cofre que servía para sentarse y para guardar de todo, estanterías para poner mis libros, un diván que hacía juego con el papel naranja con que había empapelado las paredes. Desde mi balcón del quinto piso dominaba los plátanos de la calle Denfert-Rochereau y el león de Belfort. Para calentarme encendía una estufa de querosén que daba muy mal olor: me parecía que ese olor defendía mi soledad y me gustaba. ¡Qué alegría poder cerrar mi puerta y pasar mi días protegida de todas las miradas! Durante mucho tiempo me resultó indiferente el decorado en el cual vivía; a causa quizá de la imagen de Mon Journal prefería los cuartos con un diván y estanterías; pero me las arreglaba con cualquier rincón: me bastaba poder cerrar la puerta para sentirme feliz. 
  Le pagaba un alquiler a mi abuela y me trataba con tanta discreción como a sus demás pensionistas; nadie vigilaba mis idas y venidas. Podía volver al alba o leer en la cama durante toda la noche, dormir en pleno día, quedarme encerrada durante veinticuatro horas seguidas, bajar bruscamente a la calle. Almorzaba con un bortsch en Dominique, de noche tomaba en la Coupole una taza de chocolate. Me gustaban el chocolate, el bortsch, las largas siestas y las noches en vela, pero sobre todo me gustaba mi capricho.”


                                                                                 Simone de Beauvoir

(“La plenitud de la vida”, de Simone de Beauvoir. Editorial Sudamericana). 

martes, 6 de octubre de 2009

“Yo quisiera ser lo que me dé la gana...

  “Yo quisiera ser lo que me dé la gana –detrás de la cortina de la locura: arreglaría las flores, todo el día; pintaría el dolor, el amor y la ternura, me reiría a mis anchas de la estupidez de los otros y todos dirían: pobre, está loca. (Sobre todo me reiría de mí) Construiría mi mundo que mientras viviera estaría –de acuerdo- con todos los mundos. El día o la hora y el minuto que viviera sería mío y de todos. [ … ] 
  “La revolución es la armonía de la forma y el color y todo está y se mueve bajo una ley: la vida. Nadie se aparta de nadie. Nadie lucha por sí mismo. Todo es todo y uno. La angustia y el dolor y el placer y la muerte no son más que un proceso para existir. La lucha revolucionaria en este proceso es la puerta abierta a la inteligencia. [ … ]
  “Niño amor. Ciencia exacta. Voluntad de resistir viviendo, alegría sana. Gratitud infinita. Ojos en las manos y tacto en la mirada. Limpieza y ternura frutal. Enorme columna vertebral que es base para toda la estructura humana. Ya veremos, ya aprenderemos. Siempre hay cosas nuevas. Siempre ligadas a las antiguas vivas. Alado, mi Diego, mi amor de miles de años.” 
 
                                                                                                              Frida Kahlo 


(Frida Kahlo, de Rauda Jamís. Traducción de Joan Vinyoli y Michéle Pensanx)