martes, 6 de febrero de 2018

Liliana Bodoc en el Penal de Mujeres, de Mendoza

Este vídeo lo subí hace 3 años. ¡Me encantaba escucharla!
¡Qué hermosa era!


Creadora de mundos lejanos y cercanos

La autora de La saga de los confines, la trilogía que “hizo un  nuevo aporte al género fantástico”, según palabras de Ursula K. Le Guin, falleció hoy a los 59 años como consecuencia de un infarto.

Por Silvina Friera

Bodoc, una referente ineludible de la literatura juvenil.


Ella intentaba -como decía el poeta Juan Gelman- disparar contra la muerte, “aunque uno no dé en el blanco”. La tristeza no tiene fin. La escritora Liliana Bodoc, autora de La saga de los confines –la trilogía que “realmente hizo un  nuevo aporte al género fantástico”, según palabras de Ursula K. Le Guin- murió hoy a los 59 años a causa de un infarto. La noticia fue confirmada por el secretario de Cultura de Mendoza, Diego Gareca, quien había viajado con ella y una comitiva a Cuba, a la Feria del Libro de La Habana. Aunque había nacido en Santa Fe, el 21 de julio de 1958, cuando tenía cinco años su familia se fue a vivir a Mendoza. Estudió Licenciatura en Literaturas Modernas en la Universidad Nacional de Cuyo y fue docente de Literatura Española y Argentina en colegios de la misma universidad.
En su emblemática trilogía, Bodoc imaginó un mundo con reminiscencias de las mitologías americanas y puso en órbita una galería de personajes inolvidables, como Misáianes, el hijo de la muerte; la vieja Kush, Dulkancellin, un guerrero soberbio que se ha ganado el odio de muchos lectores; el jorobado Drimus o Molitzmós, entre otros. Cuando la escritora llegó a Buenos Aires, allá por el 2000, con algunas copias de Los días del venado, el primer libro de la serie, para entregar a las editoriales, cargaba con la mochila del desconocimiento absoluto, sin cartas de recomendación literarias que le pudieran abrir alguna puerta. El que se atrevió a publicarla fue Antonio Santana, entonces editor de literatura infantil y juvenil de Norma. La magnífica trilogía de épica fantástica se completaría con Los días de la sombra (2002) y Los días del fuego (2004).


 “Trabajé intensamente con el imaginario y con un lenguaje del lugar que conozco, porque no podía apelar a otro que me fuera extraño –comentaba la escritora en una entrevista con Página/12-. Me manejé con una serie de lecturas previas, que después tergiversé a la hora de hacer ficción, siguiendo el maravilloso consejo de Borges, que decía que malversar la realidad era la obligación de los escritores. Cada saga, incluso a veces cada capítulo, me obligaba a buscar específicamente algún dato de medicina, de chamanismo o de formas de comer y de bailar”. La autora de Memorias impurasPresagio de carnavalEl espejo africano y Tiempo de dragones, entre otros títulos, estaba convencida de que la literatura podría ser muchas cosas, pero jamás un lugar cómodo.  “No me imagino la literatura como una reposera donde alguien se repantingue a matar el aburrimiento, desde una mayúscula inicial a un punto final –decía Bodoc-. Me parece que la literatura tiene que ser un lugar de crisis, conmovedor, estremecedor. Al menos a mí me gustaron esos libros que me permitieron salir un poco distinta después de leerlos. La poesía siempre logra ese efecto en mí. El arte, en general, tiene que conmocionar”.