miércoles, 21 de octubre de 2009

CAPRICHO

Escrútame los ojos, sorpréndeme la boca, 
Sujeta entre tus manos esta cabeza loca; 
Dame a beber, el malvado veneno
Que te moja los labios a pesar de ser bueno.
Pero no me preguntes, no me preguntes nada
De por qué lloré tanto en la noche pasada;
Las mujeres lloramos sin saber, porque sí: 
Es esto de los llantos pasaje baladí. 
Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto, 
Un mar un poco torpe, ligeramente estulto. 
Que se asoma a los ojos con bastante frecuencia 
Y hasta lo manejamos con una dúctil ciencia.
No preguntes, amado, lo debes sospechar: 
En la noche pasada no estaba quieto el mar.
Nada más. Tempestades que las trae y las lleva
Un viento que nos marca cada vez costa nueva. 
Si, vanas mariposas sobre jardín de enero
Nuestro interior es todo sin equilibrio y huero.
Luz de cristalería, fruto de carnaval
Decorado en escamas de serpientes del mal. 
Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta: 
Movilidad absurda de inconsciente coqueta.
Deseamos y gustamos la miel de cada copa
Y en el cerebro habemos un poquito de estopa. 
Bien; no, no me preguntes. Torpeza de mujer, 
Capricho, amado mío, capricho debe ser. 
Oh, déjame que ría… ¿No ves qué tarde hermosa? 
Espínate las manos y córtame esa rosa. 
   
           Alfonsina Storni 

(“Alfonsina Storni. Poesía”. Editores Mexicanos Unidos, S.A.)

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