martes, 29 de mayo de 2012

¡Viva la matria!


Sobre la piel de nueve mujeres, frente al Congreso, podía leerse con letras de colores fuertes, escritas a mano: “Nuestro cuerpo”, “Nuestro Territorio”, “Soberanía”, “Para poder decidir”. Esos cuerpos mostraban también cadenas rotas. En dos carteles igualmente fuertes en contenido y color: “Sí a la Ley IVE” (Interrupción voluntaria del embarazo) y “Un derecho para todas”. La organización Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana) celebró así este lunes 28 de mayo el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, repartiendo callejeramente materiales que defienden la legalización del aborto para que sea seguro, libre y gratuito, que se lo considere un tema de Salud Pública y de Derechos Humanos.

A 202 años y 3 días de la Revolución de Mayo, propusieron retomar la idea de soberanía con un concepto diferente: la Matria Grande. Lo hicieron interviniendo los cuerpos de nueve de sus integrantes con el trabajo de artistas plásticas como Flox, Mailén, Paola Olari y Sandra Armengol. Durante la tarde se produjo otro evento, con corte de calles, realizado por todas las organizaciones que integran la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.    
Ya no es tabú
Raquel Vivanco, una de las integrantes de Mumalá, dijo a lavaca: “Somos optimistas sobre que el Congreso finalmente deje de resistir hacer un debate que atraviesa a toda la sociedad. De hecho, 57 diputadas y diputados de todos los bloques firmaron el proyecto impulsado por la Campaña. Nosotras creemos que hay consenso, incluso en la mayoría del Frente para la Victoria, pero lamentablemente la Presidenta se opone y entonces sus legisladores dicen que el tema no está en agenda”.
¿Cómo fue la reacción del público ante la propuesta? “Todos aceptaron los volantes y apoyaron lo que estamos planteando. No hubo ni un debate o discusión. Al revés: la gente se sacaba fotos y aprobó explícitamente la propuesta. Y eso refuerza la idea de que este ya no es un tema tabú, al menos en los grandes conglomerados urbanos”.
¿Por qué “soberanía”?  
¿Por qué el concepto de soberanía en este tema? Raquel: “Porque hablamos de la soberanía de las mujeres sobre nuestros cuerpos ara poder decidir sobre nuestra salud sexual y reproductiva y sobre nuestra vida. El derecho a decidir convierte a la maternidad en una elección libre, y no en un mandato cultural”. Otro argumento: “”Queremos ser libres y responsables, tomar decisiones autónomamente y sin imposiciones. Pero las desiguales relaciones de poder entre los géneros nos ubican en un lugar subordinado. Históricamente nuestros cuerpos han sido prisioneros de una cultura que no se ajusta a nuestros deseos y menos aún a nuestras necesidades, lo que nos lleva a poner en riesgo la salud y la vida, negándonos así nuestros derechos como humanas. Somos las mujeres y en particular las de los sectores más vulnerados quienes sufrimos las principales consecuencias de esta desigualdad en nuestra sociedad”.  
Para las Mumalá el tema del aborto es una deuda de la democracia con la salud de las mujeres. “No quiere decir que si se legaliza vamos a ir a abortar alegremente. Nadie quiere eso, porque es una situación a la que se llega por desesperación, y más en el marco actual donde se lo considera un delito”. Raquel agrega: “Las consecuencias de la clandestinidad la pagan mujeres de sectores más humildes que no tienen dinero para ir a una clínica privada. Más de 500.000 mujeres por año abortan, es la principal causa de mortalidad materna, ha habido unas 3.000 mujeres muertas desde que empezó la democracia, por abortar en malas condiciones”.

1.200 millones de pesos
Se calcula que el negocio clandestino del aborto mueve unos 1.200 millones de pesos al año y que unas 70.000 mujeres por año acuden a los hospitales públicos para atenderse por complicaciones posteriores a esos abortos clandestinos.
Las Mumalá son una actualización de una organización feminista territorial nacida en el 2001: Las Juanas. Uno de sus volantes es también una obra de arte: Sudamérica formada con el cuerpo de mujeres que vuelven a esa equivalencia: “Nuestro cuerpo/ nuestro territorio” y a un derecho básico: “poder decidir”.  
Parlamento no parlamenta
La idea de Matria Grande implica que la historia caminó bastante renga desde la Revolución de Mayo. Dicen: “A pesar de que en estos dos siglos las mujeres hemos avanzado en la conquista de nuestros derechos, seguimos padeciendo distintas formas de dominación que se expresan en: el no reconocimiento y desvalorización de nuestro trabajo en el hogar; en las dificultades existentes para nuestra autodeterminación económica; en el femicidio como expresión máxima de la violencia machista; en la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual y en la negación del derecho a la soberanía de nuestros cuerpos”.
Otra de las consignas de la campaña plantea: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo para no morir”, recuerda Raquel.  Todo mientras se sigue esperando saber si el Parlamento considera la posibilidad de parlamentar sobre esos asuntos.


viernes, 27 de abril de 2012

La poeta sangrienta

"El cuerpo y la obra, la vida y el verso se superpusieron y se entramaron en Alejandra Pizarnik, nuestra poeta maldita por el extremo al que llevó su búsqueda por atravesar los límites formales de palabra, por hacerla vivir, capaz de sangrar como sangró ella por pura necesidad de nombrar un deseo urgente y esquivo que se consumió demasiado rápido. A 40 años de su muerte, el Museo Larreta la homenajea con una muestra en la que hay tanto espacio para el fetiche –se exhiben, por ejemplo, sus anteojos donados por la familia– como para recorrer su correspondencia, su obra crítica y sobre todo su vida y su poesía en la voz de quienes la conocieron y la amaron.
Fue Buma, Flora y finalmente Alejandra. Se deslizó como un barco sobre un río de piedras. Escribió versos como “No es la soledad con alas, / es el silencio de la prisionera, / es la mudez de pájaros y viento, / es el mundo enojado con mi risa / o los guardianes del infierno / rompiendo mis cartas. / He llamado, he llamado. / He llamado hacia nunca”. Editó libros (La tierra más ajena, Arbol de Diana, El infierno musical, etcétera), quemó libros, inspiró libros. Estudió Filosofía, Letras, Periodismo; a todas las abandonó. No ató su sexualidad. Escuchó a Janis Joplin, a Edith Piaf. Se obsesionó con las palabras crudas, transparentes; con versos melancólicos, finales; con estructuras cambiantes. Perseveró en su firme vocación de suicidio. Y, con 36 años, murió: el 25 de septiembre de 1972, tomó cincuenta pastillas de Seconal (un barbitúrico) y falleció. Dejó cartas, diarios, ensayos, entrevistas, traducciones y un séquito de entusiastas que no dudan en llamarla “la gran poeta del siglo XX”.
En el año en que se conmemoran cuatro décadas de su desaparición, el Museo Enrique Larreta decidió homenajear a Alejandra Pizarnik. Según explica Ricardo Valerga, curador de la exhibición El deseo y la palabra, “son tres los ejes que rigen: la obra (en especial, su poesía y el texto ‘La condesa sangrienta’), la biografía y las ilustraciones realizadas por Santiago Caruso. AP es la gran poeta argentina; era necesario darle esta vidriera”, asegura el –también– investigador de la institución de Juramento 2291, que este año cumple 50 años, dirigida por Mercedes di Paola de Picot.
De los exquisitos fetiches que dispondrá la muestra, Valerga recuenta “el escritorio, su máquina de escribir y los anteojos, ofrecidos por la familia, una fotografía cedida por Edgardo Cozarinsky, donde se observa a Alejandra junto a Mujica Lainez y Silvina Pizarnik” y “varios de sus dibujos, con toque surrealista”, entre otros objetos. Patricia Nobilia, historiadora del arte que también trabaja en el área de investigación del museo, suma ítem: libros de tango subrayados por ella, dedicatorias escritas por la poeta a amigos del primario cuando apenas tenía 12 años (sorprenden los casos donde ya hace referencia a la muerte), dedicatorias de Octavio Paz y Silvina Ocampo... “Los visitantes se van a encontrar con su fibra más íntima”, avisa Nobilia.
Para –justamente– profundizar la fibra, el Larreta expondrá, además, el documental Memoria Iluminada: Alejandra Pizarnik, que los realizadores Virna Molina y Ernesto Ardito realizaron el año pasado para Canal Encuentro, trazando una sentida línea cronológica donde declaraciones de amigos, vecinos, biógrafos y familiares ayudan a desentrañar aspectos clave y adyacencias: la Escuela N° 7 de Avellaneda, los libritos de 10 centavos para paliar el aburrimiento de niña (“De ahí, el bagaje”, dirá su hermana), la adolescencia desfachatada, la obsesión por la gordura, el consumo de anfetaminas, los pasajes por la facultad, el preguntarse –lo dice en sus Diarios–: “¿Por qué no me ubico en un lugarcito tranquilo y me caso y tengo hijos y voy al cine, a una confitería, al teatro? ¿Por qué no acepto esta realidad? ¿Por qué sufro y me martirizo con los espectros de mi fantasía? ¿Por qué insisto en el llamado?”; la relación con Olga Orozco (“su mamá sustituta”, según la escritora Cristina Piña), los años en París; Cortázar y Octavio Paz, el departamentito con “olor a camarón frito” frente a la iglesia de Saint Sulpice; las intertextualidades; los intentos de suicidio, el suicidio y tantísimo más.
Otro de los ejes de la exposición gira alrededor del ilustrador Santiago Caruso (ver recuadro), que exhibirá dos series –“La condesa sangrienta” y “El eco de mis muertes”, sobre el célebre texto de Pizarnik acerca de Erzébet Báthory y poesías seleccionadas–. Además, expertos en vida y obra de Alejandra darán una seguidilla de charlas y conferencias: el viernes 11 de mayo será el turno del poeta Fernando Noy, amigo de AP, y de la escritora y periodista Mariana Enriquez; el jueves 17 de mayo se reunirá la biógrafa, escritora y excelsa traductora Cristina Piña e Ivonne Bordelois –poeta, ensayista y lingüista, amiga de Pizarnik y autora de Correspondencia Pizarnik–; finalmente, el 24 de mayo, Ana Becciú, encargada de la compilación de la obra de la poeta en tres volúmenes (Poesía, Prosa y Diarios) y Silvia Hopenhayn harán lo propio."

Por Guadalupe Treibel


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jueves, 19 de abril de 2012

El femicidio ya tiene media sanción

La iniciativa fue apoyada por 204 diputados, con una sola abstención y ningún voto en contra. Incorpora al Código Penal la figura del femicidio, aunque no se incluye el término. Prevé penas mayores si en un crimen media la violencia machista.
La incorporación al Código Penal de los delitos en los que media la violencia de género y los crímenes de odio contra gays, lesbianas y personas trans obtuvo ayer media sanción en la Cámara de Diputados de la Nación. La iniciativa consiguió un respaldo total, 204 votos a favor y una abstención, y plantea agravantes que llevan las penas a prisión o reclusión perpetua a homicidios que solían atribuirse “a los celos y se definían como crímenes pasionales o de emoción violenta”, remarcó la diputada oficialista Silvia Risko. Durante el debate hubo coincidencia sobre la necesidad de acciones preventivas desde el Estado porque la respuesta penal llega siempre tarde, cuando ya ocurrió la muerte. “Lo que sigue es quitarles la patria potestad a los hombres que hayan matado a sus parejas”, propuso la diputada radical María Luisa Storani.
La iniciativa comenzó a tratarse ayer a las 19, luego de una peleada sesión por el articulado de la ley de reforma política. El diputado del Frente para la Victoria y titular de la Comisión de Legislación Penal, Oscar Albrieu, arrancó el debate marcando tres tipos de “femicidios”, aunque esa palabra no aparece en el proyecto: el íntimo o perpetrado por un conocido; el público, en el caso del asesinato motivado por el género, y el vincular, cuando “se mata a un familiar para castigar a la mujer”.
En el primer caso, se pena con perpetua “al que matare a su ascendiente, descendiente, cónyuge, o a la persona con quien mantenga, haya mantenido, o haya infructuosamente pretendido iniciar una relación de pareja”. Hubo, tras la votación, un intento del diputado del PRO Federico Pinedo de incluir la palabra “estable” cuando se habla de pareja y fue descartado con abucheos. Tampoco se toma en cuenta si hubo o no convivencia al imponer la pena. Además, se incluyen como agravantes: “Placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión”.
El tipo penal es amplio en el segundo caso descripto por Albrieu, ya que se considera “un crimen hacia una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género”. El asesinato de un familiar “para causar daño psicológico” a una pareja o ex pareja también se considera agravante. Había sólo 79 presentes cuando este diputado terminó su exposición. “Es evidente que algunas reformas son más atractivas que otras para algunos legisladores, aunque ameriten nuestra atención”, dijo al respecto Risko, en medio de los aplausos de los pocos presentes.
“La mujer no es propiedad de nadie, de ningún hombre. Puede que a cualquier víctima la haya matado la última trompada, pero seguramente antes vivía en la indiferencia. Por eso es necesario que se implementen recursos para las políticas de prevención”, exigió esta diputada, titular de la otra la comisión que intervino: Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia. La diputada del Frente Amplio Progresista Victoria Donda coincidió con el diagnóstico y sumó otra crítica: “Cada vez que hablamos de problemática de género nos dan un minuto y medio para exponer, no me parece casual”.
El poco tiempo se debió a la rigidez del nuevo presidente de la Cámara, Julián Domínguez: el debate anterior había durado seis horas. Donda leyó las cifras obtenidas de la prensa por la Asociación Casa del Encuentro: “En 2009 hubo 231 femicidios, 68 eran ex parejas, novios o esposos y existía denuncia policial previa. En 2010 fueron 260 muertes y 282 en 2011”. El diputado del GEN Gerardo Milman, uno de los autores de los 15 proyectos que se presentaron en comisiones, señaló que esta reforma va a permitir hacer estadísticas con casos “que antes eran invisibles para la Justicia”. Laura Alonso, del PRO, evaluó que la inclusión del femicidio es un reflejo de la desigualdad imperante. “Voy a celebrar el día en que deroguemos esto porque habrán triunfado el respeto por la mujer y las libertades individuales”, dijo. Durante el debate se mencionó la cosificación sexual palpable en la televisión y la tardía incorporación de la posibilidad del ligamiento de trompas de Falopio, recién en 2006, como signos de la opresión sobre el cuerpo de las mujeres. “Y también hay que discutir otra violencia, la de la prohibición del aborto”, arrimó Jorge Cardelli, de Proyecto Sur.
Por otra parte, varios legisladores oficialistas y de la oposición reclamaron fondos para implementar el Plan Nacional integral para la erradicación de la violencia de género, aprobado en 2009. También hubo un reconocimiento de Carlos Comi, diputado de la Coalición Cívica, a las organizaciones sociales que impulsaron el debate. “Ojalá los diarios y la televisión nos den tanto espacio como a los hechos de violencia que ocurren a las mujeres, como el caso de Wanda Taddei”, agregó.
Luego de dos horas de debate, a las 21, hubo quórum. El clima era de tanto acuerdo que el jefe de la bancada oficialista, Agustín Rossi, consiguió media hora después que se votara el proyecto en general y en particular de una sola vez.

Por Emilio Ruchansky

Fuente: 
 


sábado, 14 de abril de 2012

La aventurera

Sola entre las suyas, sola defendiendo lo que todavía no se animaban a defender las otras mujeres. Madeleine Pelletier es el símbolo del feminismo más avanzado que tuvo la llamada Tercera República francesa. Como las organizaciones feministas del mil ochocientos aceptaban la maternidad como una misión natural de la mujer, los derechos ganados venían acompañados por infalibles comensales: un marido y varios hijos. No era difícil entonces que dichas organizaciones se opusieran al celibato de las maestras, claro que no lo hacían porque eso violentaba sus derechos sino porque las “privaba de manera antinatural de su función esencial, la maternidad”. En medio de tanta exaltación familiar, abnegación y fervor Madeleine desmitificaba la idea de ser madre como la esencia misma de la feminidad y la mostraba como lo que es, una opción.
Nació en París, dejó la escuela cuando era muy joven (su madre la había anotado en un colegio de monjas) y se unió a un grupo anarquista. Tiempo después rindió libre las materias del bachillerato y se anotó en la Facultad de Medicina de París. Interesada en un primer momento en la antropología, ¿quién iba a convencerla de que el tamaño del cráneo tenía que ver con la inteligencia?, eligió luego psiquiatría pero la Academia le impidió entrar y cursar en el pabellón. No iba a ser por mucho tiempo, casi sin demoras organizó una exitosa campaña de prensa (promovida a través del diario feminista La Fronde) que no sólo le permitió entrar en la especialización sino que la convirtió en la primera mujer que logró en Francia recibirse en aquel pabellón de psiquiatría y en una de las primeras en trabajar en hospitales estatales.
Militante febril, colaboraba en revistas anarquistas de educación (L’Idée libre y Libertaire) y formaba parte de La Solidarité des Femmes, una revolucionaria organización feminista de la época. Influida por las mujeres inglesas del Hyde Park, edita y dirige La sufragista (representando en Francia a las mujeres que luchaban por el voto femenino). Fue además una de las fundadoras del Partido Socialista Francés y obviamente médica de la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial. Cautivada por el comunismo viajó en 1921 a la Unión Soviética y escribió Mi aventurero viaje por la Rusia comunista —publicado primero como relato en La voz de la mujer y luego editado como libro—, donde no sólo describe su mirada de viajera, sino que cuenta que se aleja y se desilusiona del comunismo por el rol que la mujer tiene dentro del partido. Pero como su militancia no terminaba en esa desilusión, decidió volver a su primer amor, el anarquismo. Autora de algunas novelas y de una autobiografía La mujer virgen (1933), se unió a mediados de los años treinta a un grupo pacifista.
La mujer de pelo corto y pantalones, la soltera vestida con traje de hombre, la que formó parte de la masonería y la que pregonaba los ideales del neo-malthusianismo (un movimiento iniciado en Inglaterra que publicitaba varios sistemas de anticoncepción, defendiendo el control de natalidad y el aborto) rechazaba de cuajo convenciones burguesas y trabajaba para modificar en lo cotidiano el tradicional lugar de la madre esposa.
Médica, defensora de los derechos de las mujeres —concibiéndolas como sujetos libres y autónomos, un concepto absolutamente minoritario en la Europa de finales del siglo XIX—, militante de la educación sexual y la planificación familiar, Madeleine realizaba abortos —gratuitos— y defendía su legalización a través de sus exposiciones y libros como lo hizo en La emancipación sexual de la mujer (1911), El derecho al aborto (1913) y La educación feminista de las niñas (1914). Una defensa llevada a la acción por la que la detuvieron y encarcelaron en abril de 1939, a los sesenta y cuatro años. Murió el 29 de diciembre hemipléjica y presa, aunque por estar enferma la cárcel se había camuflado en hospital.

Por Marisa Avigliano

 

jueves, 5 de abril de 2012

Lina Meruane: “La posición de víctima me parece de muy baja intensidad”

La escritora chilena, radicada en Nueva York, y a días de llegar a Buenos Aires, conversó con Ñ digital sobre su última novela, “Sangre en el ojo”.



Casi como un monólogo entrecortado por el dolor, las idas y vueltas, internaciones y conversaciones con un hombre, su madre y un oftalmólogo, la escritora chilena Lina Meruane, autora de “Las infantas” (una colección de cuentos publicados por Eterna Cadencia) continúa su exploración sobre el mundo de la enfermedad, la relación médico-paciente y las diversas estrategias para huir del dolor antes de convertirse en peso y víctima para los otros.

¿Existe alguna coincidencia -que no sea de superficie- entre el título de la novela y el dicho “tener la sangre en el ojo”?
No hay coincidencia; como casi todo en un libro, el título es deliberado. Buscaba uno que cumpliera con dos premisas: uno, la literalidad y otro figurado. El titulo del trabajo anterior, que luego deseché, reunía ambas cualidades: “Mal de Ojos”. Sólo que ahí lo figurado era la idea de la maldición, y por eso tuvo que partir, mientras que aquí lo figurado es la idea de la rabia, del deseo de venganza, que pienso, define bien lo que hay en el fondo de mi protagonista. Esta mujer que oscila entre la ceguera permanente y la recuperación de la vista es un personaje movilizado por la ira, por el deseo iracundo de superar la crisis, y esa energía la lleva a valerse de todo el que se le ponga por delante. Esta mujer está dispuesta a todo, menos a ser la víctima de su cuerpo.
Contabas que respecto de Las infantas, esta novela es muy distinta de aquellos cuentos. ¿Podrías explicarme qué cosas cambiaron durante todos estos años, además de la cronología?
Han pasado catorce años desde que se publicó por primera vez “Las Infantas”, que es mi primer libro, y lo que sucede es que ya no me reconozco del todo en él. Lo digo porque cuando Eterna Cadencia me ofreció volver a publicarlo, lo releí, y lo leí con algo de asombro, no porque el libro sea asombroso sino porque no sabía de qué cabeza habían salido todos esos episodios. Pero también es cierto que una no es nunca la persona que escribe. Una está parada en un lugar y lo que sucede en los libros es otra cosa. Una está y no está en sus libros. Y además de esto, considero que cada uno de los libros que siguieron fueron escritos desde cabezas distintas, desde estrategias diferentes, como si cada uno se hubiera escrito movilizado más por la necesidad del texto que por ideas predeterminadas. Para ser justa con ese primer libro, lo que vi en la relectura es que había trazado, a su manera, en el estilo de entonces, que era más seco o más frío o más contenido, el recorrido de mis preocupaciones. La ceguera y su relación con la ira ya está en ese libro.

¿Cuánto hay de autobiográfico en “Sangre en el ojo”? ¿Tiene lo autobiográfico, sea éste el caso o no, importancia en el verosímil de cualquier narración?
Lo autobiográfico en un texto es una trampa. Trampa para el lector cuyo acto de entrega al relato lo lleva a convencerse de que todo lo que se le cuenta es verdadero. Trampa también para el autor, que a veces desconfía de su imaginación y del poder simbólico de la palabra, o delega el poder de su texto en el hecho verídico que lo sustenta, si ese es el caso. Te digo esto porque es lo que descubrí escribiendo esta novela. Yo, que siempre he estado más cómoda en la ficción, porque la ficción ofrece libertades que la memoria parece no permitirnos, me pregunté qué hacer, es decir, cómo narrar un episodio dramático que mi pasado me ofrecía. En un momento pensé que escribiría una memoria (tenía en mente “Esa visible oscuridad” de William Styron, y “A Bell Jar” de Sylvia Plath) pero abstenerme de la ficción me impedía hurgar en lo que estaba detrás del evento, y que de pronto era mucho más importante. En ese momento abandoné la mímesis y me permití ir hacia el otro lugar de la novela. Y aunque el texto trabaja con el recurso del detalle minucioso, a ratos milimétrico, sin duda ésta es una trampa que se le tiende al lector para llevarlo hacia una situación imposible que le obligue a preguntarse  si es posible que todo lo demás, todo lo que leyó, pueda ser cierto.

Es muy notable la puntuación, el fraseo del texto. Los cortes suelen angustiar. Quiero decir: son los cortes en las frases los que producen un efecto de angustia más que la situación, de por sí angustiante. ¿Cómo trabajaste la escritura de la novela; cuánto tiempo te llevó escribirla; y corregirla?
La idea de fractura, es cierto, recorre todo el texto. Se fracturan las oraciones en momentos álgidos en lo que no se puede pensar lo que sigue. Se fractura también esta suerte de monólogo que es también la novela. En el tiempo de escritura, también hubo una interrupción, porque escribí el primer pedazo definitivo (después de varios intentos fallidos) mientras preparaba otra escritura, la de mi tesis doctoral; pero como no podía mantener dos escrituras tan intensas, y como se cumplía el plazo de la tesis, la novela quedó en suspenso. Entre ese primer momento y la publicación pasaron varios años, pero afortunadamente este año también se publicará el otro libro, el ensayo académico “Viajes virales” (Fondo de Cultura Económica), y si tengo suerte, también aparecerán un par de textos más cortos y rezagados.

Desde un punto de vista impresionista, Lina Meruane no "suena" chilena. Podría ser argentina, o mexicana. Pero no por una estandarización normativo-mercantil sino por un trabajo con la lengua que huye del realismo mágico y de toda la tradición lírica de tu país. ¿Esto es así? ¿Es deliberado?
Bueno, el habla de la protagonista, que usa el seudónimo literario de Lina Meruane, está atravesado de chilenismos sutiles que le pedí, tanto a los editores argentinos como a los españoles de Caballo de Troya que tuvieran el cuidado de mantener. Estoy políticamente comprometida contra la localización o la estandarización de los textos. Y no sólo eso. Este libro está poblado de personajes de otros lugares, desde el compañero que en la novela es gallego hasta la amiga castellana, desde la académica argentina que le habla de Borges sin mencionarlo, hasta el médico y toda su gente que hablan, por supuesto, en inglés. Lo que hay aquí es más bien un intento calculado de hacer convivir estos modos del español y de otras lenguas y sobre todo, de no abusar de la marca nacional a través del costumbrismo: esa sería la primera tentación y el recurso más fácil. Yo llevo muchos años fuera de Chile, y cuando estoy afuera se me suaviza mucho lo local, queda como en un suspenso y saltan mi acento, mis palabras locales, a la primera de cambio. Pero me interesa pensar que la identidad no reside, simplemente o acaso anecdóticamente, en el acento coloquial sino en la mirada.

El paso por el hospital, el trato con los médicos, la "deshumanización" de la medicina contemporánea... es un tema que te interesa? ¿Por qué te interesa? Es también notable el conocimiento que parecés tener de esa manera de tratar al paciente, que muchas veces es una víctima, pero que en mi opinión, como sea, tiene que hacerse responsable de su situación, incluso si la posibilidad de la muerte existe. ¿Qué pensás de eso?
He estado trabajando literariamente la figura del enfermo y la del médico hace mucho tiempo –esto está ya en la novela anterior, “Fruta Podrida”. Y de otro modo en mi investigación sobre el impacto del sida en la literatura, en “Viajes virales”. Es un tema que me importa a nivel personal pero sobre todo en el nivel político. Porque al margen de que hay médicos excepcionales, yo he tenido la suerte de conocer a muchos, y de poder huir de los otros, lo que hay detrás del médico es toda una institución poderosa. Y donde hay poder (y un saber que se propone incuestionable) normalmente hay maltrato e impunidad. Y hay un supuesto cultural que permite que los enfermos -prefiero llamarlos así- no se sientan autorizados a frenar esas formas de abuso. Nadie tendría por qué ser tan paciente con el médico, y menos permitir convertirse en su víctima, y sin embargo, esa relación está escrita culturalmente y lo que importa es reescribirla de otro modo. Pienso además que un enfermo no es responsable nunca de su enfermedad ni tampoco de su curación, esa idea también hay que volver a pensarla, críticamente. Quiero decir: por más que alguien fume no es culpable de su cáncer. La enfermedad está infectada por la culpa. Es importante resistirlo. Esto, por supuesto, lo sabía a la perfección Susan Sontag, a quien admiro sobremanera.


La protagonista de la novela no se victimiza nunca. Se da cuenta que sufren los que la rodean. Ella no lo dice. Se deduce de la lectura. Ella está perdida. O mejor: sabe -sin saber- que algo va a perder. La novela parece la anticipación de un duelo. ¿Cuál es tu opinión respecto de esa idea?
La posición de la víctima a mí personalmente me parece de muy baja intensidad, salvo que en ese personaje se revelen sus estrategias. Ese lugar sí me parece más poderoso, más propositivo, y es una posición que me interesa más. Yo no pienso a mi protagonista desde la pérdida sino desde el modo en que ella trama qué hacer para evitarla. Y contra el duelo, lo que veo yo, pero esta es por supuesto mi lectura, contra el duelo lo que se propone es un humor muy negro.

Escritores que te interesen, a los que volvés, los que tenés para leer. ¿Cuáles?
Aaaa, ¡me encantaría tener tiempo para volver con regularidad a ciertos escritores…! De vez en cuando los pongo en mis cursos para tener la excusa de regresar a ellos. Entre esos retornos felices de ahora último están Woolf, Camus y Beckett. Y entre los que me interesan más, ahora mismo, son algunos escritores palestinos, como Mahmoud Darwish. Y entre los nuevos, eso sí que esta complicadísimo, entonces, déjame escoger de los novisimos locales: Falco, Trías, Schweblin,  Ronsino seguido de un muy largo etcétera.

Finalmente, una curiosidad antropológica. En "Sangre..." casi no hay uso de las nuevas tecnologías de la información. La enfermedad pone cuerpo a cuerpo con la muerte, no hay distancia electrónica que pueda sostenerse. Pero ¿no creés que el uso (o abuso) de las tecnologías de la información producen un cortocircuito, fetichizado por la idea de "conexión permanente" entre el sujeto -sea escritor o no, en este caso escritora- con la finitud?
Tecnologías hay. De las médicas, muchísimas, y de la comunicación, el teléfono, que permite que aparezcan voces distantes y cercanas en el texto -la voz es uno de los ejes constructivos de este libro. Yo pienso que la necesidad de la presencia del otro no es algo nuevo sino lo que nos constituye socialmente; y el individualismo genera esa ansiedad al que las tecnologías parecen atender, con mayor o menor éxito, pero no en mi texto porque para usar las tecnologías de la información hace falta, casi siempre, la vista. La presencia real de otro es central en estas páginas, porque en la soledad esta ceguera resultaría impracticable. Toda la energía de la novela está puesta en la necesidad brutal, casi devoradora del otro, la urgencia de un otro, del cuerpo del otro, en forma permanente y total.

Por Pablo E. Chacón


jueves, 8 de marzo de 2012

“Vamos a homenajear a las luchadoras”

Para que no se lo pierdan hoy: ¡¡¡Latinoamérica, con Letra de Mujer!!!

[Como celebración del Día Internacional de la Mujer, los cantantes interpretarán en Canal 7 temas de compositoras latinoamericanas junto a la Orquesta de la Radio Televisión Pública, dirigida por Spatocco. El especial se verá a las 23.

Una nueva producción especial hace foco en el Día de la Mujer, con un homenaje a través de la música y las compositoras latinoamericanas. Latinoamérica, con letra de mujer es el nombre con el que Popi Spatocco, productor, arreglador y director del evento, pensó esta celebración con las voces de Ligia Piro y León Gieco y con la Orquesta de la Radio Televisión Pública de la Argentina. El concierto especial se emitirá hoy a las 23 por Canal 7 y será grabado unas horas antes, abierto al público y con entrada gratuita. Quienes deseen seguirlo en vivo podrán hacerlo a partir de las 19, en el estudio 1 de Canal 7 (Figueroa Alcorta 2977), retirando la entrada hasta media hora antes del inicio (la capacidad es limitada, por lo que se recomienda llegar con anticipación).

Un repertorio integrado por temas de compositoras latinoamericanas, arreglados para formación sinfónica, volverá a poner en diálogo la tradición de la orquesta con las formas de la música popular del continente. Una primera experiencia en este tipo de cruces se produjo el año pasado, cuando el homenaje fue a través de las cantoras, y Teresa Parodi, la uruguaya Ana Prada y la venezolana Cecilia Todd se presentaron con la orquesta. Este año, el foco está puesto en las compositoras, y así sonarán, con ropajes sinfónicos y en las voces de Piro y Gieco, Violeta Parra, Chabuca Granda, Carmen Guzmán, Consuelo Velázquez, María Elena Walsh, Teresa Parodi, entre otras.

Después del ensayo general, y convocados por Página/12, Piro, Gieco y Spatocco posan primero para las fotos como “resignados profesionales”, mientras se divierten repasando la letra de “Ojo con los Orozco” y su genial concatenación de letras “o”. Piro acaba de dar fin al ensayo con una versión conmovedora de “La canción y el poema”, aquellos versos de Idea Vilariño que Alfredo Zitarrosa volvió milonga. Ahora conversan sobre el tema que quedará finalmente como cierre del concierto: probablemente sea “El surco”, de Chabuca Granda. Gieco recuerda que será entonces un doble homenaje: además de celebrarse el Día Internacional de la Mujer, se cumple hoy un aniversario de la muerte de la peruana.

“El desafío es ver de qué manera esos temas interpelan a la orquesta –comienza explicando su tarea Spatocco–. Se tiende a pensar que la gran tradición académica de la orquesta sinfónica, sus técnicas de orquestación, vienen a embellecer a los temas populares. Yo traté de pensarlo al revés: de qué manera estos temas, que tienen ritmos y raigambre popular, con toda otra mecánica de trabajo, modulan a la orquesta; de qué manera la transforman.”

–Y como intérpretes, ¿cómo toman este desafío?

León Gieco: –Yo no tengo demasiada experiencia con orquesta, y la verdad es que es un lugar que siempre te mantiene preocupado. Porque el ritmo al que estamos acostumbrados los rockeros es siempre a tierra, ¡en cambio acá hay un director que marca en el aire!

Ligia Piro: –Es cierto, te tiene mucho más en vilo, y acá el ensayo es fundamental. Tardás más en poder llegar a ese momento en que relajás y podés cantar la canción sin sentir una presión. Estás siguiendo a la orquesta, la mirada del director... Yo a Popi lo miro todo el tiempo como diciéndole “¡Por favor, guiame, marcame!”

L. G.: –Popi, aprovecho a decírtelo: ¡No nos abandones! (risas)

Popi Spatocco: –Tanto para los intérpretes como para mí, que tomo el lugar de director que gentilmente me cede Marcelo Zurlo, es una buena adrenalina.

L. G.: –Es una adrenalina de nivel (risas).

–¿Y cómo trabajaron el ensamble de voces?

L. G.: –Cantar con Ligia también es una adrenalina de nivel, porque ella es una gran cantante, es una mina que canta como Mercedes Sosa, como la madre (Susana Rinaldi), son mujeres que cantan muy bien. Tienen un muy buen caudal de voz, y esa cosa relajada de la voz como tenía Spinetta. Yo soy más duro, más rockero, me cuesta más cantar. Así que venir a cantar con ella es subir el target.

L. P.: –Eso es exactamente lo que él transmite, aunque no se dé cuenta: una paz, una relajación, de quien dice “La tengo reclara, hace mil años que canto esto...” Y por ahí es la primera vez que lo está cantando. ¿Qué puedo decir de estar cantando al lado de un monstruo?

L. G.: –Lo que digo es que no puede todo. Spinetta era el que podía todo. El que podía tocar un rock and roll y podía cantar de la manera más delicada. Por eso, cuando estuvimos en la despedida, con Charly nos abrazamos y dijimos “Se nos fue el mejor de todos”. Se nos fue el tipo que se fue por un camino de mística, que era como el Piazzolla del rock.

–¿Y el director y productor musical, nota esa diferencia?

P. S.: –No creo que pase por ahí. Es cierto que hay voces más buenas que otras, pero lo importante de la voz es que sea la voz del alma. Que tu voz seas vos. En ese sentido, ellos son dos voces con ese plus. Los grandes cantantes son los que tienen algo más, más allá de cantar bien.

L. G.: –Hay algo que aprendí una vez que Mercedes me llevó a cantar a Australia. Cuando terminamos con “Sólo le pido a Dios”, vino una señora llorando, me abrazó y me preguntó con un traductor qué decía esa canción. Le conté que hablaba de la guerra, y entonces me dijo: Con razón me movilizó tanto, mi hijo murió en una guerra”. Entonces me di cuenta de que cuando dejás un tema grabado, dejás tu voz, la música, todo, pero hay una cosa mística, algo del alma, que tenés que dejar ahí también.

Para mujeres de armas tomar

Los tres se conocen ya por trabajos anteriores: Spatocco fue el productor y director artístico del último disco de Piro, Las flores buenas, un trabajo en el que, además, Gieco participó como invitado. Gieco y Spatocco, a su vez, se conocen desde los tiempos en que el pianista trabajaba con Mercedes Sosa, como músico, arreglador y director musical. “Trabajar con Mercedes era muy, muy difícil. Cuando apareció Popi, para mí ésa fue una tranquilidad”, asegura el cantautor.

–¿Por qué era difícil?

L. G.: –Porque ella no sabía explicarte bien lo que quería, ni hacía nunca un dúo, jamás. Ella cantaba su primera voz, inmensa, y se acabó. Yo tenía que ver el tono, ver qué hacía, arreglármelas. Cuando lo conocí a Popi con Mercedes, recién entonces sentí una tranquilidad de que iba a poder sonar bien al lado de ella.

–Tratándose de un homenaje a la mujer a través de la música popular, inevitablemente aparece la figura de Mercedes Sosa...

P. S.: –Por algo estamos hablando de ella...

L. G.: –Era una personalidad muy fuerte, también por eso era difícil trabajar con ella. Mercedes era de esas personas que tienen un aura muy fuerte, tan fuerte que se la ves; si hacés un poco de mambo, se la ves. Lo mismo pasa con Charly, a él también le ves el aura.

–¿Y cuál es el reconocimiento a las mujeres que les gustaría transmitir en esta fecha?

L. G.: –Yo hago un homenaje a las mujeres en mis shows, con varias canciones, entre ellas “La memoria”, dedicada a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Y siempre aprovecho a decir que recordamos a las mujeres el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y que el 25 de noviembre es el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer. Digo que cualquier mujer que sea violentada debe denunciar a esa mierda de persona que actúa como un torturador. Me parece importante tirar ese mensaje cada vez que puedo. Trabajo mucho con los centros de mujeres, auspiciamos algunos como el de San Pedro de Jujuy. Eso surgió después de Tejerina. Allá algunas mujeres armaron una casa de resguardo para las chicas que son violentadas, violadas, maltratadas.

L. P.: –Yo vengo de una familia de mujeres fuertes, pesadas, jefas de hogar. Lo que representan como minas luchadoras es lo que yo quiero homenajear. A mi bi-sabuela, que era lavandera y lavaba para las casas de la gente pudiente, le dejaban chicos para cuidar y a veces no los venían a buscar; así salieron mis tíos abuelos. Mi abuela, que nació cuando mi bisabuela tenía 16 años, estuvo muy presente en mi crianza. Mi tatarabuela, que era indígena, también es una figura importante para mí. Para mí es un homenaje desde el vamos a esas mujeres que me transmitieron mucha fuerza. Son minas de armas tomar, que le transmitieron esa garra a mi madre, a mi tía. Generacionalmente, creo que me toca la parte más liviana, es más fácil para mí. Pero me gusta sentirme parte de esa herencia.]

Por Karina Micheletto


Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/3-24543-2012-03-08.html


Convenio contra la discriminación de género

La ministra de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay y la presidenta provisional del Senado, Beatriz Rojkes de Alperovich, firmaron un acuerdo de cooperación para el trabajo conjunto en la realización de "talleres sobre género y trata de personas con fines de explotación sexual", iniciativa que venían desarrollando el Poder Judicial y el Ejecutivo, a través del Ministerio de Seguridad, en forma separada.

Durante el acto, Argibay ponderó el convenio firmado, reseñó la tarea que lleva adelante la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema y agradeció a sus colaboradores. La jurista -a cargo de la Oficina de la Mujer- explicó que los talleres se impartirán en todo el país y fueron elaborados por la dependencia que encabeza en forma conjunta con la Unidad Fiscal de Asistencia en Secuestros Extorsivos y Trata de Personas (UFASE) del Ministerio Público Fiscal y con el apoyo del Sistema de Naciones Unidas en Argentina.

Rojkes de Alperovich, por su parte, celebró los avances que se realizaron en el terreno en la provincia de Tucumán -por la que ocupa una banca en la Cámara alta- y asumió el "compromiso de una tarea conjunta" con la Corte que aportará los "capacitadores" que serán quienes formarán a los ôreplicadoresö que seguirán dictando los talleres.

Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, Argibay y la senadora suscribieron el acuerdo en el marco de una ceremonia que estuvo presidida, también, por el titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, y la vicepresidenta Elena Highton de Nolasco.

Fuentes allegadas a la Oficina de la Mujer recordaron que durante 2011, la Corte capacitó a más de 300 personas designadas por el Ministerio de Seguridad, la UFASE y la Justicia" y esos agentes "serán los encargados de impartir los cursos en cada jurisdicción".


Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-189156-2012-03-08.html