viernes, 23 de abril de 2010

la doble nelson

¿usted cómo lo hace?
¿sabía que el amor después de los cuarenta es un concepto impracticable
como intentar una aleación entre un campo flexible y un material totalitario
un desafío estéril que le marca en la frente las letras de un cartel
que usted va por la calle con la palabra nunca entre los ojos
y todos leen que come de la olla
que duerme solo
que llora a gritos contra el botiquín
que los domingos piensa en matarse
los lunes maldice su falta de valor
el martes se compone
el viernes va a un lugar donde la gente se conoce
pero se siente un vidrio
una columna
una capa de polvo entre el ruido y la noche?
y los demás se besan en la boca
y ríen y se abrazan como si el mundo fuera a colapsar

o todo dependiese de un principio

acaso esa membrana que une la juventud con la belleza
y se desgarra en la fricción

usted
¿cómo lo hace?

Laura Yasan





Laura Yasan, Ganadora del Premio Casa de las Américas Poesía 2008 por su libro inédito “la llave marilyn”, presentó ayer en el teatro Taller del Ángel la segunda edición de su libro. Fue una presentación de lo más original, con la actuación de Susana Yasan que trazó en el escenario los versos de la poeta de una manera brillante, sensible y penetrante; con la compañía de Bárbara Pinto Oliver que acarició el violín dibujando en el aura una luz tenue que envolvía a los presentes.

Claudia Perez


Fuente: “la llave marilyn” de Laura Yasan, Ediciones del Dock, 2010.



jueves, 15 de abril de 2010

Antígona

Antígona, por Frederic Leighton




Antígona vierte tierra sobre el cuerpo de Polinices


Antígona: Y, ¿cómo no, pues? ¿No ha juzgado Creonte digno de honores sepulcrales a uno de nuestros hermanos, y al otro tiene en cambio deshonrado? Es lo que dicen: a Etéocles le ha parecido justo tributarle las justas, acostumbradas honras, y le ha hecho enterrar de forma que en honor le reciban los muertos, bajo tierra. El pobre cadáver de Polinices, en cambio, dicen que un edicto dio a los ciudadanos prohibiendo que alguien le dé sepultura, que alguien le llore, incluso. Dejarle allí, sin duelo, insepulto, dulce tesoro a merced de las aves que busquen donde cebarse. Y esto es, dicen, lo que el buen Creonte tiene decretado, también para ti y para mí, sí también para mí: y que viene hacia aquí, para anunciarlo con toda claridad a los que no saben, todavía, que no es asunto de poca monta ni puede considerarse, sino que el que transgreda alguna de esta órdenes será reo de muerte, públicamente lapidado en la ciudad. Estos son los términos de la cuestión: ya no te queda sino mostrar si haces honor a tu linaje o si eres indigna de tus ilustres antepasados.
Ismene: No seas atrevida: si las cosas están así, ate yo o desate en ellas, ¿qué podrá ganarse?
Antígona: ¿Puedo contar con tu esfuerzo, con tu ayuda? Piénsalo.
Ismene: ¿Qué ardida empresa tramas? ¿Adónde va tu pensamiento?
Antígona: Quiero saber si vas a ayudar a mi mano a alzar al muerto.
Ismene: Pero, ¿es que piensas darle sepultura, sabiendo que se ha prohibido públicamente?
Antígona: Es mi hermano –y también tuyo, aunque tú no quieras-; cuando me prendan, nadie podrá llamarme traidora.
Ismene: ¡Y contra lo ordenado por Creonte ay, audacísima!
Antígona: El no tiene potestad para apartarme de los míos.
Ismene: Ay, reflexiona, hermana, piensa: nuestro padre, cómo murió, aborrecido, deshonrado, después de cegarse él mismo sus dos ojos, enfrentado a faltas que él mismo tuvo que descubrir. Y después, su madre y su esposa –que las dos palabras le cuadran-, pone fin a su vida en infame entrelazada soga. En tercer lugar, nuestros dos hermanos, en un solo día consuman, desgraciados, su destino, el uno por mano del otro asesinado. Y ahora, que solas nosotras dos quedamos, piensa qué ignominioso fin tendremos si violamos lo prescripto y trasgredimos la voluntad o el poder de los que mandan. No, hay que aceptar los hechos: que somos dos mujeres, incapaces de luchar contra hombres; y que tienen el poder, los que dan órdenes, y hay que obedecerlas –éstas y todavía otras más dolorosas. Yo, con todo, pido, sí, a los que yacen bajo tierra su perdón, pues que obro forzada, pero pienso obedecer a las autoridades: esforzarse en no obrar como todos carece de sentido, totalmente.”


[En la mitología griega, Antígona es hija de Edipo y Yocasta y es hermana de Ismene, Eteocles y Polinices. Acompañó a su padre Edipo (rey de Tebas) al exilio y, a su muerte, regresó a la ciudad.

En el mito, los dos hermanos varones de Antígona se encuentran constantemente luchando por el trono de Tebas, debido a una maldición que su padre había lanzado contra ellos. Se suponía que Eteocles y Polinices se iban a turnar el trono periódicamente, pero, en algún momento, Eteocles decide quedarse en el poder después de cumplido su período, con lo que se desencadena una guerra, pues, ofendido, Polinices busca ayuda en una ciudad vecina, arma un ejército y regresa para reclamar lo que es suyo. La guerra concluye con la muerte de los dos hermanos en batalla, cada uno a manos del otro, como decía la profecía. Creonte, entonces, se convierte en rey de Tebas y dictamina que, por haber traicionado a su patria, Polinices no será enterrado dignamente y se dejará a las afueras de la ciudad al arbitrio de los cuervos y los perros. (Este mito es contado en la tragedia Los siete contra Tebas de Esquilo.)

Los honores fúnebres eran muy importantes para los griegos, pues el alma de un cuerpo que no era enterrado estaba condenada a vagar por la tierra eternamente. Por tal razón, Antígona decide enterrar a su hermano y realizar sobre su cuerpo los correspondientes ritos, rebelándose así contra Creonte, su tío y suegro (pues estaba comprometida con Hemón, hijo de aquel).

La desobediencia acarrea para Antígona su propia muerte: condenada a ser enterrada viva, evita el suplicio ahorcándose. Por otra parte, Hemón, al ver muerta a su prometida, tras intentar matar a su padre, se suicida en el túmulo, abrazado a Antígona; mientras tanto, Eurídice, esposa de Creonte y madre de Hemón, se suicida al saber que su hijo ha muerto. Las muertes de Hemón y Eurídice provocan un profundo sufrimiento en Creonte, quien finalmente se da cuenta de su error al haber decidido mantener su soberanía por encima de todos los valores religiosos y familiares, acarreando su propia desdicha. (Este mito es contado en la tragedia Antígona de Sófocles.)]

Antígona quería enterrar a su hermano, decisión que la llevó a revelarse ante la orden de Creonte. Las disposiciones en el nivel público la daban los hombres varones; lugar donde las mujeres no tenían participación ni opinión. Ellas sólo se ocupaban de la administración de los hogares, de la crianza de los niños y del culto de sus antepasados.



Fuentes:

Fragmento de "Edipo rey - Antígona" de Sófocles, Centro Editor de Cultura, 2009.

http://es.wikipedia.org



lunes, 12 de abril de 2010

Gustav Klimt











[Las amigas
, 1916-17.]


Gustav Klimt (14 de julio, 1862 – 6 de febrero, 1918) fue un pintor simbolista austriaco.

Encontró en el desnudo femenino una de sus más recurrentes fuentes de inspiración.

Sus obras están dotadas de una intensa energía sensual, reflejada con especial claridad en sus numerosos apuntes y esbozos a lápiz, en cierto modo herederos de la tradición de dibujos eróticos de Rodin e Ingres.