viernes, 30 de septiembre de 2011

Un nuevo rincón

Gente, les paso el nuevo blog (http://librosenestereo.blogspot.com/)
que armamos con Marcelo Zuccotti (de Hablando del Asunto). Vamos a ir subiendo textos propios. Acá va el primero… espero que les guste:
http://librosenestereo.blogspot.com/2011/09/el-alumno-supero-al-maestro.html

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Cuando el folklore tiene cara y perfume de mujer

Intérpretes y compositoras, no se contentan con presentar lo propio, en cartel individual, sino que eligen compartir escenario con otras colegas, cruzar ensayos y zapadas y hasta componer en colaboración a partir de lo que se genera en estos encuentros.

Dos ciclos de mujeres del folklore, así presentados –con el género como marca aglutinante e identitaria, dentro del otro género, el musical–, se extienden durante todo este mes y dan cuenta de algo que puede ser entendido como una marca de época: la creciente presencia de mujeres haciendo folklore. Cantándolo, tocando y también componiendo, hablando desde una sensibilidad propia, en un género que, como consigna el periodista especializado Marcelo Simón en su opinión, ha tenido una marca de origen en la misoginia.

A lo largo de septiembre, los ciclos Encuentro de Mujeres Argentinas hoy... en el folklore y Viernes de cantautoras están poniendo en escena las voces, las canciones y los talentos de intérpretes y compositoras, con una particularidad: estas mujeres no se contentan con presentar lo propio, en cartel individual, sino que eligen compartir escenario con otras colegas, cruzar ensayos y zapadas y hasta componer en colaboración, a partir de lo que se genera en estos encuentros. Todos los miércoles en Los 36 Billares (ver aparte) se reúnen en el Encuentro de Mujeres, de a dos voces cada vez, Luciana Jury, la entrerriana Marita Alondra, la cordobesa Paola Bernal, Laura Ros, la salteña Mariana Carrizo, la misionera radicada en La Pampa Sylvia Zabzuk, María de los Angeles Ledesma y Carolina Peleritti, que está comenzando a delinear, con la lentitud de quien no quiere dar pasos en falso, una carrera como cantante de folklore. Y Georgina Ha-ssan, Ariadna Prime, la peruana Sandra Peralta y la brasileña Tatiana Parra son las protagonistas de los Viernes de cantautoras en el Café Vinilo (ver aparte).

Las mujeres de este último ciclo le han dado una vuelta de tuerca a lo que llamaron “Locro, ceviche, farofa”, para dar cuenta de que las une “el amor a la preparación de delicadas canciones, comidas y tertulias compartidas”. Cada viernes es la noche especial de cada una de ellas, pero no están solas. “Las otras mujeres no pueden quedarse sentadas, así nomás, expectantes, en la platea”, explican ellas. Así que van apareciendo como invitadas de la que a su turno oficia de anfitriona, interpretando temas ajenos que se van volviendo propios, con arreglos especialmente pensados. Para el final han preparado un concierto compartido, con una banda integrada por músicos de las bandas de cada una. Y también con algunas canciones que van apareciendo compartidas en autoría, y que quizás algún día formen parte del disco que ya empiezan a imaginar.

“Es un proyecto femenino –no feminista– en el que explotamos esa complicidad tan particular que sabemos generar las mujeres”, advierte Prime, impulsora de la juntada. “En lugar de ponernos a competir entre nosotras, decidimos sumar voluntades. Hay algo allí, en el ponerse a cocinar juntas. Cuando las mujeres no podían salir de sus casas, se juntaban a coser y a bordar. Uno imagina esas reuniones como espacios de sumisión, pero seguramente allí se pasaban información valiosa, seguramente se divertían entre ellas”, analiza. En la comparación que delinea una idea de “lo femenino” en el folklore también aparece la idea de la cocina que utilizaron para nombrar el ciclo: “Todas sabemos lo que es llevar adelante una casa y tener que inventar recursos. Sabemos lo que es abrir la heladera y decir: a ver, con esto tengo que darle de morfar a toda la familia, ¿qué hacemos? Hay algo más flexible en lo femenino, y eso aparece cuando nos reunimos a imaginar este ciclo, y a imaginar las canciones”.

Luciana Jury, una de las Mujeres Argentinas que se lucirán esta noche en Los 36 Billares, tiene una larga carrera compartida con otros, y recién ahora se ha lanzado a editar como solista el exquisito Canciones brotadas de mi raíz. “En ningún momento de mi historia con la música pensé que me embarcaba a un mundo musical folklórico desde el género, pero sí es claro que a las mujeres nos cuesta un poco más, como nos cuesta en todas las cuestiones de la vida, remar un lugar de consideración y respeto”, advierte ella sobre su rol en un ciclo “de mujeres”. “El pretexto de la juntada de mujeres es interesante, porque nos permite compartir una fuerza común, que es justamente esa energía femenina que nos mueve. A lo mejor tiene que ver con derribar el mito de la fragilidad y mostrar toda la fuerza que tenemos, hacernos cargo de los lugares que podemos ocupar. Poner todo lo que tenemos que poner, que es mucho, en este momento tan propicio para construir espacios. De eso se trata.”

El ciclo Los viernes música, que Página/12 organiza todos los años, también durante septiembre, es otro que puede ser leído –escuchado– como una marca de presencia femenina, aunque involuntaria, no planeada como tal. Este viernes actuarán en el Auditorio de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines las chicas de La Jaula, entre las que se cuentan Lidia Borda, Rita Cortese y Dolores Solá. Ya pasaron Liliana Vitale y Verónica Condomí, restan Sara Mamani y Melania Pérez. El único ejemplar masculino del ciclo ha sido Acho Estol. Como integrante de La Chicana, que comparte con Dolores Solá.

Por Karina Micheletto

Fuente:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/3-22964-2011-09-21.html

sábado, 17 de septiembre de 2011

Palabra autorizada

Un taller de la Unidad 31 de la Cárcel de Ezeiza reúne a un grupo de mujeres privadas de su libertad para analizar la evolución de la prisión moderna... desde la prisión moderna.

Dos años atrás, un documentalista –David Bond– se preguntó si acaso era posible tener privacidad en Gran Bretaña. Su respuesta fue un film llamado Erasing David, donde el realizador y productor probó desaparecer un mes, con detectives privados –que sólo tenían su nombre y su foto– al acecho. Gracias a redes sociales, bancos de datos y cámaras de seguridad, en menos de 30 días Bond fue capturado. “Después de China y Rusia, Inglaterra es el tercer país más vigilado del mundo, con (casi) una cámara por persona; es una locura”, expresó el justificadamente paranoico muchacho brit.

El caso (un caso más) es sintomático: La sociedad de control está que arde y un simbólico panóptico de Bentham –aquel que permitía que el guardia echase el ojo sin ser visto– goza de tan buena salud que la publicación de 1975 de Michel Foucault no pierde vigencia. Con Vigilar y castigar, el –siempre lúcido– francés arrimó una explicación sobre las cárceles y el traslado del castigo físico a la “corrección disciplinaria”, de la ejecución pública y el calabozo a formas carcelarias más “blanquecinas”, formas donde la visibilidad se volvía (se vuelve) una trampa.

Más allá del evidente logro historizador al describir y teorizar sobre el desarrollo, las tecnologías y la economía del castigo en la era moderna, Foucault alcanzó un estadio analítico superior: Demostró que la prisión es un continuo, que la sociedad toda está atada a métodos de control no evidentes. La vida diaria y sus manifestaciones institucionales son vigiladas en pos de la “normalización” generalizada. El panóptico caló tan profundo que las torres son las personas, el otro, los espacios laborales y, así, al infinito.

Resulta –por lo menos– irónico entonces que 35 años después de su primera edición, el célebre texto haga el camino inverso y, tras transitar el campo académico con su tan difundida metáfora de realidad, vuelva –una vez más– tras las rejas, como lo hace cada quince días, a través de un taller de lectura y pensamiento llamado “En los bordes andando” (ELBA), organizado por el músico y docente universitario Luis “El Chino” Sanjurjo en la Unidad 31 de la Cárcel de Ezeiza.

Jueves sí, jueves no, Silvina, Liliana, Cynthia, Sandra, María José y otras internas –privadas ellas de su libertad– se reúnen en la biblioteca del penal y, en franco recorrido analítico, leen Vigilar y Castigar; repasan el nacimiento de la cárcel... desde la cárcel, mientras, por lo alto, una ventanita les hace de velador y deja pasar algunos hilos de luz filtrados por barrotes y un continuo de alambre de púa.

“Lo que se intenta es generar un espacio recreativo que permita la emergencia de la voz propia y sinceramente creo que, sin apelar a textos fuertes, se puede llegar a buen puerto. No es necesario buscar lo explícito-que-te-rompe-el-corazón. Lo positivo de Foucault es justamente el equilibrio: Es encarnizado pero tiene la distancia de la reflexión teórica”, repasa para Las12 Sanjurjo.

Entonces, de buenas a primeras, ya en clase, pide a las chicas que piensen la realidad como una olla de fideos; que el libro sea su colador. “¿Cuál es la cualidad específica de la hebra que están por sacar?”, inaugura Luis. “Pienso en conceptos como ‘Encarcelamientos readaptadores’, ‘Dispositivos de disciplina’ o ‘Política del cuerpo’, pero sigo sin encontrarle sentido a acumular personas para volverlas dóciles”, comenta Silvina, que –luego– explicará cómo agradece el espacio generado(r) para usar “la herramienta intelectual que te permite vivir de pie”.

Liliana –autora de Obligado Tic Tac, un libro cartonero que escribió en la cárcel y ha sido publicado– sacude la pluma; lee unas palabras que son suyas: “Ya no es el cuerpo; es el alma. A la expiación que causa estragos en el cuerpo, debe suceder un castigo que actúe en profundidad sobre el corazón, el pensamiento, la voluntad, las disposiciones...”. Para ella, la “evolución” del penitenciario tiene sus bemoles: “Ok, no tenés el castigo físico, pero hoy estás acá y mañana te mandan a La Pampa. A veces me pregunto si la gente sabe lo que eso significa para un ser humano...”. Silvia aporta su dosis de sentido: “¿Qué utilidad puede tener una persona que está pensando que la van a trasladar al sur cuando ya se acostumbró a un determinado lugar, tiene su trabajo y está estudiando?”.

No es la primera vez que el taller debate tópicos. La experiencia de ELba lleva tres años, varios autores y notables logros: Además de leer a Aníbal Karkowski, al Marqués de Sade, Maurice Merleau-Ponty, entre otros, ya han publicado tres revistas (la última, dedicada a los textos cortos que surgieron a partir de Vigilar y Castigar) e incluso realizaron una intervención artística en la Plazoleta del Obelisco el pasado abril (sus textos y frases estaban encerrados en jaulas y eran “liberados” por transeúntes curiosos). También participaron del disco homónimo de la banda Pléyades, Reggae Foucaulteano (del que Sanjurjo es vocalista) y, este año, dieron un recital en el penal que, según Sandra y Cynthia, “fue hermoso” y donde “no había diferencias entre autoridades e internas”: En total armonía.

Al fin y al cabo, se trata de conquistar terreno con batallas microscópicas y un objetivo en mente: Humanizar la experiencia carcelaria. “Ahora mucha gente dice: ‘Estas mujeres piensan’. No creen que solamente estamos comiendo guiso. Aunque todavía existen prejuicios muy arraigados como ‘¿en serio las presas escriben?’”, destaca Liliana. “La información que el grueso de la gente recibe está asociada a lo marginal, a lo tumbero y ni siquiera es crítica sobre el sistema; refuerza el morbo del preso como amenaza”, comenta Luis quien, en su taller, palpa la fisura, la mide, la parte. Porque, como explica la contratapa de la revista ELBA, “‘ser’ no es lo mismo que ‘estar’ preso”.


Por Guadalupe Treibel

Fuente:

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-6750-2011-09-16.html

lunes, 5 de septiembre de 2011

Relatos propios

Les dejo la dirección de mi nuevo espacio, también sobre mujeres:

http://despabilatemujer.blogspot.com/