jueves, 25 de noviembre de 2010

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer‏

El 25 de noviembre fue declarado día Internacional contra la Violencia hacia la mujer en el Ier Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe celebrado en Bogotá (Colombia) en julio de 1981.
En este encuentro las mujeres denunciaron la
violencia de género a nivel doméstico y la violación y el acoso sexual a nivel de estados incluyendo la tortura y los abusos sufridos por prisioneras políticas.
Se eligió el 25 de
noviembre para conmemorar el violento asesinato de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y Maria Teresa), tres activistas políticas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 en manos por la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana.
Sus cadáveres destrozados aparecieron en el fondo de un precipio. Para el movimiento popular y feminista de República Dominicana históricamente estas mujeres han simbolizado la lucha y la resistencia.
En 1999, la ONU dio carácter oficial a esta fecha.


La agenda del día

- Con el lema “Penalizar el aborto también es violencia contra las mujeres” se realizará a partir de las 16.30 una concentración frente al Congreso, convocada por distintas organizaciones de mujeres, sociales y sindicales. Habrá intervenciones urbanas y una radio abierta y a las 18 se realizará una “sentada verde” para exigir el tratamiento y aprobación del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, que promueve la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

- A las 17, en la esquina de Callao y Corrientes, la campaña abolicionista “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución” hará una volanteada contra todas las formas de violencia y retirará los volantes que propagandizan los prostíbulos y la explotación sexual en la vía pública. Después de las 18 marcharán al Congreso para sumarse al reclamo por el aborto legal, seguro y gratuito.

- En el municipio de Morón, a partir de las 18, está prevista una marcha por las calles del partido, en la que participará el intendente Lucas Ghi, ong, funcionarios y vecinas y vecinos de los barrios. Y cantará Cecilia Rossetto.

- También están convocadas acciones en las principales ciudades del país.


Fuentes:

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/157497-50496-2010-11-25.html

Imagen tomada prestada del blog:

http://geaconciencias.blogspot.com





martes, 23 de noviembre de 2010

Marta Minujín: el personaje y la artista

A partir del jueves 25, la artista más famosa de la Argentina mostrará más de cien obras que repasan su producción de los años 60, 70 y 80. La muestra incluye trabajos recordados, además de otros poco conocidos que salen a la luz a partir de la investigación que la curadora Victoria Noorthoorn hizo en el archivo de la artista. El armado de la muestra, y las opiniones de Gustavo Vázquez Ocampo y Marcelo Pacheco.

[…]

El jueves que viene, el Malba abrirá las puertas de una retrospectiva que muy probablemente convocará multitudes, dedicada a la prolífica carrera de Minujín. Si, a cuento del Bicentenario, este es el año de las revisiones históricas, el aporte del Malba será sumar el capítulo Marta Minujín. Un capítulo integrado por tres décadas de producción de la artista, concentradas en una exposición y un catálogo, ambos resultantes de una ardua investigación en la que se embarcó la curadora Victoria Noorthoorn. Organizada en diferentes ejes temáticos, sin ser estrictamente cronológica, la exposición incluye desde sus pioneras pinturas de 1959, pasando por sus famosas ambientaciones y happenings de mediados de los 60 en el Instituto Di Tella, para llegar hasta sus proyectos de carácter masivo, como el recordado Partenón de libros.
Es curioso, pero a lo largo de la extensa carrera de Minujín no se han realizado muchas exposiciones individuales, no se han escrito demasiados textos teóricos dedicados a su obra (sobran los dedos de una mano para contarlos), ni se han publicado libros que den cuenta de sus numerosas producciones. En su casa de toda la vida, en el barrio de Montserrat, la reina del pop criollo guardó –a pesar de su manifiesta pulsión por la destrucción de su propia obra, por el carácter efímero de sus trabajos, por su condición momentánea e inmaterial–, en una habitación-archivo un sinfín de fotos, bocetos, cartas y fragmentos de obras que ahora verán la luz.
Tanto el público general como el especializado, ambos acostumbrados a encontrar a la Minujín entre las páginas de las revistas de famosos (para ella, un soporte tan bueno como cualquier otro para el hecho artístico), se encontrará con diferentes registros (reconstrucciones, recreaciones, piezas originales y material documental fotográfico y de video) de obras paradigmáticas como La destrucción (1963), ¡Revuélquese y viva! (1964), La menesunda (1965), Importación–Exportación (1968), Kidnappening (1973), El obelisco de pan dulce (1979) y el Partenón de libros (1983), obra que se apodó Monumento a la democracia, ya que fue realizada con títulos que fueron prohibidos durante la dictadura.
A pocos días de que la exposición abra las puertas, Minujín recorre las salas del Malba con una energía arrolladora, mostrando un semblante en el que se combinan ansiedad y felicidad. Hacer, hacer, hacer... Y dejar hacer, ése parece ser su lema. Compañera de andanzas de mitos del arte como Yves Klein, Warhol, Dalí o Christo, la Minujín se mueve en los entretelones de su muestra, despojada absolutamente de ego y deja que la curadora, los montajistas y los asistentes desarrollen su trabajo en completa libertad. La misma que ha demandado siempre para sí misma.

Marta Minujín. Obras 1959-1989
Hasta el 7 de febrero.
De jueves a lunes, de 12 a 20; miércoles hasta las 21.
Entrada: adultos $ 20, docentes, estudiantes y jubilados $ 10. Miércoles: entrada $ 8, docentes y jubilados $ 4 y estudiantes gratis.

[…]

Seguir leyendo en:
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0525/articulo.php?art=25664&ed=0525

Por Mercedes Urquiza

miércoles, 17 de noviembre de 2010

“Los Daños Materiales” de Matilde Sánchez

En “Los Daños Materiales” habla del desamor, del engaño, de la venganza. Como bien lo anticipa el título, el libro describe los daños obtenidos como si fuera un “premio” por descuidar las atenciones a un amante egocéntrico, de ingresar a un juego peligroso que sólo él domina y dónde no hay lugar para los deseos del otro, sino que importan exclusivamente los deseos de este amante estratego. Estratego en toda su extensión de la palabra, porque da vuelta los discursos con una facilidad para hacer sentir culpable al otro de sus acciones. Estratego como si fuera el campeón del ajedrez.
Matilde Sánchez pone al tanto al lector desde un principio: “será una carta con una pendiente a la novela negra, una novela de amor negro y suspenso legal, un thriller psicológico —un documental dirigido por el realizador greco-argentino Juan C. Stephanides y presentado en una cátedra de psiquiatría. Será una novela con una dedicatoria. O será lo que más les guste.”
Sánchez narra en primera persona la relación que mantuvo con Víctor, el hombre del cual ella se enamora. Utiliza metáforas e imágenes poéticas para describir lo erótico, lo sexual y lo obsceno. A lo largo del libro uno se da cuenta, gracias a la increíble descripción del perfil de Víctor, que es un gran psicópata, un mentiroso a raja tabla, un “Don Juan” cualquiera, que ni siquiera deja bien parados a los “Don Juan”. La autora relata los pequeños accidentes y desplantes de una forma tal que uno se queda perplejo ante tanta bestialidad, vulgaridad, crueldad, toda junta. Y ella acepta todo ese paquete de exabruptos por amor. Ella perdona, ella olvida, ella vuelve, por amor. Aunque al comienzo del libro advierte: “…Víctor tiene la fortuna de que yo tenga un alma buena. Nos busca así, señores del Jurado, incapaces de matar una mosca —no, me digo, ¡no por ahí, imbécil! Aquí no hay una ninfa ni un tribunal, apenas un manuscrito —no hay más crimen que tu desamor ni más delito que mi idiotez. Así que nos estamos viendo, Víctor, ando otra vez de visita y me traigo algo entre manos. Un regalo, qué ilusión, qué será… ¿Una corbata de diseñador con un gran moño de seda, una novela inglesa del siglo XIX, una carta con polvitos venenosos? Un artefacto de detonación para acabar con la mentira. Abran cancha, entonces, dejen pasar, aquí venimos. Y una última advertencia: no esperen una historia de amor sino su antítesis. Yo nunca me enamoré de Vic, apenas me volví adicta a su constancia. Aténganse a lo que les tengo reservado y créanme que no exagero. Como escribe Marco Polo, apenas cuento la mitad de lo que vi.”
La escritura de Matilde nos hace transpirar la historia de una manera que masticamos la desvergüenza y olemos la venganza. Y nos deja ciertos cuestionamientos como ¿Cuánto puede llegar a perdonar una persona por amor? ¿Es mejor dejar una relación a tiempo cuando se visualizan las primeras agresiones, las primeras actitudes egoístas, las primeras faltas? Nadie lo sabe, sólo tenemos claro que el amor tiene infinitas ramas y ésta es una de ellas.


Claudia Perez



Biografía
Matilde Sánchez nació en Buenos Aires en 1958. Es traductora y desde los años ochenta ha desarrollado una intensa actividad como periodista. Es autora de Historias de vida, una biografía de Hebe de Bonafini (1985), y de las novelas La ingratitud (1990), El Dock (1993), que resultó primera finalista del premio planeta, y El desperdicio (2007). También compiló Las reglas del secreto (1993), una exhaustiva antología comentada de la narrativa de Silvina Ocampo, y publicó el libro de viajes La canción de las ciudades (1999). Es fellow de las fundaciones John-Simon Guggenheim y Knight-Wallace, de la Universidad de Michigan.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Mujer coraje

Psicología: “ESTAN PREPARADAS PARA IR HASTA EL FINAL”

"Una fórmula radical acerca del coraje puede decir: las mujeres tienen coraje y los hombres son cobardes. Esto se entiende a partir de la referencia fálica, según se tenga o no el órgano que, en el cuerpo, encarna el significante fálico: los hombres tienen algo que proteger. Un hombre es un dueño. Es esencialmente un dueño; gestionará mejor o peor su propiedad, pero está condicionado por ella. Las mujeres, con respecto a la referencia fálica, no tienen nada que perder. No tener nada que perder puede otorgar un coraje sin límite, aun feroz: mujeres que, para salvar lo más precioso, están preparadas para ir hasta el final sin detenerse, dispuestas a luchar como quieran.

Es cierto que el sentimiento de un hándicap puede conducir a la posición de víctima, de queja o de miedo, pero es en la mujer donde se observa la inversión súbita del miedo en el coraje sin límite, cuando se toca lo que se debe respetar; en el extremo, se puede ver a la más miedosa de las mujeres convertirse de pronto en una heroína.

La cobardía fundamental de los hombres es que están embarazados por algo que tienen que proteger; eso puede despertar en ellos la ferocidad del dueño amenazado de robo, pero es a los hombres a quienes les gusta negociar, dialectizar, todo eso para proteger lo que hay que proteger; es muy distinto de hablar.

Si se plantea respecto de hombres y mujeres lo que Hegel llamaba “lucha por puro prestigio”, que da lugar a un amo y un esclavo, podría parecer que los hombres salen amos y las mujeres se someten, pero no es así. El hombre, aunque pueda parecer que manda, es el esclavo, el siervo. Lo es porque, de manera estructural, el que sale siervo de esa lucha es el que debe proteger algo –en Hegel, supuestamente su vida–. Pero si el sujeto femenino ya ha perdido todo y no tiene nada que proteger, se encuentra en la posición estructural del amo. La voluntad despreciada como insensatez, el capricho, se encuentra del lado de la mujer. Hay una función errática en la voluntad de la mujer. Las mujeres gozan de su voluntad. Así lo reconoce Lacan cuando habla del Deseo de la Madre. El Deseo de la Madre es el capricho, es decir, la voluntad sin reglas, mientras que el Nombre-del-Padre es la autoridad, pero en la medida en que depende de reglas. Y por eso hay un desfasaje: el hombre, amo-siervo, se inscribe en el discurso del amo; los amos hombres son siempre solamente amos de siervos, son falsos amos, como lo denunció Nietzsche. Mientras que la dominación femenina se desprende de un discurso histérico, es decir, de una posición de un amo sin reglas que denuncia al falso amo, él mismo siervo de las reglas.

Entonces, para definir una brújula en la cuestión del coraje, hay que fundarse en la relación entre el coraje y la castración. El coraje siempre se ubica en el franqueamiento de la barrera del horror a la feminidad. Hay coraje cuando se franquea esta barrera. El horror a la feminidad lo tienen los dos sexos, pero más los hombres que las mujeres.

Entonces también hay una cobardía de las mujeres en el horror a la feminidad, que tiene que ver con proteger su imagen y eventualmente la belleza de su imagen, como última protección antes del horror de la castración. Esta barrera que constituye el culto a la imagen bella, a lo que una supuestamente quiere ser para al menos un hombre –que también hace al culto a la imagen–, es lo que regularmente hace más difícil para las mujeres que para los hombres la palabra pública. La palabra en público significa sacrificar algo de la protección de la imagen, del fetiche de la imagen.

La de los hombres es la cobardía bien escondida, son tan cobardes que esconden la cobardía misma, es decir que van a luchar en otro lugar que en la relación de los sexos; en el campo del saber polemizan, subrayan errores de tipografía en las tesis o, más avanzados, cuando están realmente inquietos sobre su virilidad, se vuelven militares. Es lo que el joven Lacan señaló en su texto “La psiquiatría inglesa y la guerra”. Hace esta anotación: “El valor viril que expresa el tipo más acabado de la formación tradicional del oficial entre nosotros –y la tradición militar francesa tiene su peso importante– me ha parecido en muchas ocasiones como una compensación de lo que nuestros ancestros habrían llamado cierta debilidad en la cama”. Es buscar las insignias de oficiales de la virilidad precisamente para huir del otro campo de batalla, del campo de batalla fundamental, del campo de batalla de hombres y mujeres. De tal manera que el coraje sexual es lo mismo que el coraje epistémico, es afrontar el otro sexo en la medida en que lo femenino es el sexo Otro también para las mujeres. Como dice Lacan, la mujer es otra para ella misma.

Si uno toma como punto de partida que el fenómeno fundamental es el horror a la feminidad, se entiende que el miedo al padre es algo que cubre ese horror. Es mejor tener miedo del padre para que no se sepa que el horror es a la feminidad, de tal manera que el padre terrible es siempre, una vez que se analiza, una especie de marioneta que viene a recubrir el horror fundamental. La religión nos propuso temer a Dios. Lacan lo analiza en el Seminario 3, respecto de la primera escena de Atalía, de Racine, donde todo gira en torno de realizar la erección de un Otro terrible que tiene la ventaja de recubrir el horror que existe.

Eso conduce a considerar el tema de Don Juan. Una gran cuestión es qué es el coraje de Don Juan, si es que hay un coraje de Don Juan. Don Juan supuestamente encarna la figura de al menos un hombre que no tendría ningún horror a la feminidad y que recoge la serie de mujeres, una serie, una fórmula de la suma. Hay algo inquietante en este movimiento de una más, que Lacan interpretó una vez como: finalmente, si continúa buscando, es que nunca encuentra lo que buscaba. Esto supone que Don Juan busca el falo que tendría una mujer y que nunca lo encuentra, y continúa buscando, que busca a la mujer con falo, de tal manera que no tiene miedo. Pero ¿por qué busca a la mujer con falo? Se ve muy bien: busca a la madre, la madre primaria. Por eso Don Juan es una figura opuesta a la del padre; Don Juan es el hijo que toma a su cuenta a todas las mujeres del padre de Totem y tabú, que roba al padre todas las mujeres pero bajo la forma de la serie.

La ópera de Mozart, el relato clásico de Don Juan, lo muestra: la historia empieza con el asesinato de un padre y ese padre vuelve al final, el padre muerto; el final de Don Juan es la venganza del padre muerto contra el hijo que ha robado todas las mujeres. Don Juan se dirige a las mujeres con un quizá, quizá ésta va a tenerlo, y clínicamente hay casos de donjuanismo, hay algunos que no sufren de esto, pero hay bastantes que sufren como de un síntoma. En varias ocasiones, como dice Lacan, se constata que en el origen del donjuanismo hay un padre concernido, herido en su potencia; es como una función del padre aminorado y generalmente en pareja con una madre fálica. Finalmente, el supuesto coraje de Don Juan en la relación de los sexos se paga con un miedo fundamental al padre, que puede permitir realizar la alianza del petit Don Juan con la madre fálica."

Por Jacques-Alain Miller*


*Fragmento de Conferencias porteñas 3, Editorial Paidós.


Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-156235-2010-11-04.html