Hoy, la descomposición
social capitalista lleva a que el carácter de dominación y sojuzgamiento se
introduzca de manera fatal en las relaciones personales mismas que produce el
patriarcado. Esto es, con tristeza y con furia, comprobable.
Por Diego
Rojas
Parecería que está de moda matar
mujeres. No se trata de un fenómeno novedoso, claro está, pero sí es cierto que
a cada momento histórico corresponde una expresión social de las relaciones que
ese régimen promueve o permite. Por ejemplo, durante los siglos XV y XVI, en
Europa central, pero también en algunos lugares de Norteamérica, se llevó a
cabo un genocidio de mujeres que, acusadas de brujas o de sostener el
demonismo, fueron asesinadas en un número superior a los nueve millones, en su
mayoría a través del fuego de la hoguera. Las causas materiales de ese
genocidio pueden buscarse en la necesidad de disciplinamiento necesario para
imponer un régimen de trabajo y un sistema de conformación de la propiedad
campesina que se oponía al trabajo ocioso o a un régimen de libertad individual
(que podría asimilarse al de la persecución a los gauchos), debido a la
dispersión de las mujeres luego de la peste negra que había asolado a Europa.
Silvia Federici, en su libro Calibán y la bruja, defiende la teoría
según la cual "la caza de brujas está relacionada con el desarrollo de una
nueva división sexual del trabajo que confinó a las mujeres al trabajo
reproductivo" y, en concreto, con los inicios del capitalismo, que
requería acabar con el feudalismo y aumentar el mercado de trabajo, eliminar la
agricultura de subsistencia y cualquier otra práctica de supervivencia autónoma
ligada en ocasiones a tareas agrícolas en terrenos comunales. Federici sostiene
que la irrupción del incipiente capitalismo fue "uno de los períodos más
sangrientos de la historia de Europa". Por otro lado, las supuestas brujas
eran, en un gran número, mujeres ancianas o de sectores de prominente debilidad
física, inadecuadas para la nueva etapa de las relaciones sociales capitalistas.Este recordatorio intenta mostrar cómo la violencia
contra la mujer tiene causas históricas antiguas.
Pero
también trata de señalar que a cada régimen corresponde una expresión de sus
contradicciones. Como ocurre hoy mismo, frente a nuestra narices, cuando el
desarrollo capitalista podría suponer la armonía en las relaciones entre
hombres y mujeres como trabajadores, incluso como explotados, si se tuviera una
visión idílica del régimen burgués. Pero ya Walter Benjamin había señalado, en
sus Tesis de
filosofía de la historia: "No hay documento de cultura que no
lo sea al mismo tiempo de barbarie". Y así, la "evolución" a la
que asistimos históricamente oculta, con diversos métodos, el rapiñaje del
propio régimen, en tanto su base es la explotación. Hoy, la descomposición social
capitalista lleva a que el carácter de dominación y sojuzgamiento se introduzca
de manera fatal en las relaciones personales mismas que produce el patriarcado.
Esto es, con tristeza y con furia, comprobable.
Cada año, según cifras oficiales de la
ONU, entre 1,5 y 3 millones de mujeres y niñas pierden la vida como
consecuencia de la violencia o el abandono por razón de su sexo. Es
decir, cada dos o tres años el mundo alcanza las cifras de muerte que produjo
el nazismo con el pueblo judío. No se trata en absoluto de minimizar a
Auschwitz, sino de mostrar la gravedad de cómo el mundo actual destina a
mujeres en cantidades hacia la muerte. Las razones se podrían estimar en
algunos de estos puntos:
-Sociedades
como la china, o varias otras, donde el nacimiento de un varón es preciado como
una virtud y el de una niña, como una falencia, lo que lleva al infanticidio en
abundantes casos.
-El
abandono de niñas enfermas en función de brindar salubridad a sus padres o sus
hermanos en sociedades atravesadas por el hambre y las penurias sociales, como
varias de las africanas.
-La
concepción de la propiedad sobre la mujer en sociedades atrasadas, que impulsan
que el libre ejercicio de la sexualidad por las mujeres pueda ser castigado por
no obedecer el mandato familiar de su destino.
-De
manera brutal, el tráfico de mujeres internacional para la explotación sexual,
que la ONU estima en cuatro de millones de mujeres por año
"exportadas" en su condición de objetos a naciones, principalmente,
europeas, provenientes de regiones atrasadas. Este tráfico de mujeres para la
trata también es denunciado como masivo en América Latina y podría tener un
resguardo importante en casos emblemáticos como el de Ciudad Juárez, donde el
femicidio está asociado no sólo con el tráfico sexual, sino con el uso objetual
de las mujeres como trabajadoras de las maquiladoras.
-El
femicidio, como el que ocurre de manera masiva en la Argentina semanalmente,
como ese femicidio que se posa sobre la vida de una piba llamada Lucía, de 16
años, para acabarla mediante una violencia bestial que no podría ser
considerada solamente como patológica para sus criminales, sino que indica un grado de descomposición del régimen
imperante que produce que el hombre, en términos patriarcales, reproduzca la
violencia de la explotación capitalista sobre el cuerpo de las mujeres, sobre las que actúa no sólo como un
monstruo, sino también como aquel "burgués, pequeño, pequeño" que
mostraba aquella clásica película italiana. Como el dueño de su vida y de su
muerte.
Desde
hace un par de años la Argentina vive un proceso fenomenal de movilización de
las mujeres para defender sus propias vidas y sus derechos. De eso se trataron
las dos convocatorias del #NiUnaMenos y también fue su expresión en el último
Encuentro Nacional de la Mujer, realizado en Rosario, al que asistieron setenta
mil mujeres, como no habían concurrido nunca antes, en 31 años de
convocatorias. Ahora convocan a que se realice un esfuerzo más en defensa de la
vida de las mujeres en este país.
Inspiradas
en otro país, Polonia, donde el aborto es legal pero cuya presidente, mujer,
quisiera ilegalizarlo (esto también es una señal de que no se trata tan sólo de
protagonistas femeninas, sino de representantes políticos de un régimen, ¿o por
qué, si no, habría que pensar que la Argentina tuvo avances para la mujer con
ocho años de presidencia de una mujer como Cristina Fernández, enemiga del
aborto y de los derechos femeninos?). Por eso, las mujeres
polacas realizaron una huelga general femenina con manifestaciones que paralizaron
al país, y lograron que, entonces, el proyecto de anulación del aborto
retrocediera.
Las
organizaciones de mujeres convocan a un paro general de mujeres para el
miércoles 19. Para que se realice entre las 13 y las 14 horas. Y para
movilizarse luego al Obelisco. Son conscientes de que las direcciones
sindicales burocratizadas, patoteriles y machistas no accederían a poner entre
sus reivindicaciones este punto. Por eso se tratará de una convocatoria desde
la base.
Para
que no las maten. Para que las mujeres vivan. Por ni una menos. Una vez más, es
el turno de que la sociedad se pronuncie por su mitad, mayoritaria, oprimida,
para que no sea oprimida ni asesinada nunca más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario