Se lanza hoy la campaña “Antes, durante y después del embarazo
¡Tenés derechos!”, promovida por la subsecretaría de la Unidad de Coordinación
Nacional para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra
las Mujeres, que dirige la nieta restituida. Busca concientizar a las mujeres
sobre sus derechos durante el parto.
Victoria
Montenegro tuvo a Gonzalo, su primer hijo, en la maternidad Sardá, hace 22
años. “Me pusieron el goteo -ni te preguntaban-, yo lloraba mucho, porque tenía
15 años y entendía que no se podía soportar tanto dolor. Creía que me iba a
morir, y lo único que pedía era verle la cara a mi bebé antes de morirme”,
recuerda hoy, con menos dramatismo. “Nació Gonzi a las 6 de la tarde, no lo vi
porque me desmayé prácticamente. Se lo llevaron y me lo trajeron recién al otro
día a las 11. Es feo eso. Es la primera vez que me pongo a pensar en esto”.
Victoria no sabía entonces que había sido víctima de violencia obstétrica: un
tipo de violencia de género que hoy, desde el organismo que dirige en el
Consejo Nacional de la Mujer, intenta desterrar.
Hoy
se lanza la campaña “Antes, durante y después del embarazo ¡Tenés derechos!”.
Impulsada por la subsecretaría de la Unidad de Coordinación Nacional para la
Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, busca
concientizar a las mujeres sobre sus derechos, para que puedan reclamarlos y
ejercerlos. El acto de lanzamiento será en la Casa Central de la Cultura
Popular de la Villa 21, en Barracas, a las 10.
Montenegro,
titular de la subsecretaría, explicó a Infojus Noticias cómo nació la campaña:
“Nos enteramos, a partir de nuestro trabajo en el territorio, de la militancia
y la vida, de muchos casos de violencia obstétrica”. La línea telefónica 144,
que brinda asesoramiento y contención en casos de violencia de género,
prácticamente no registró consultas ni reclamos de violencia obstétrica. “Nos
preocupaba ver lo naturalizada que estaba la violencia en el embarazo, que ni
siquiera podían hacer el reclamo.”
La
violencia obstétrica está conformada por todas aquellas prácticas médicas que
impiden a la mujer tomar sus propias decisiones en el momento del embarazo y
del parto. Desde no brindar información sobre la medicación o los procesos a
los que es sometida la mujer, no respetar sus pautas o costumbres culturales,
acelerar el parto artificialmente o llevarla a cesárea, en los casos en que se
pueda evitar, impedirle estar acompañada en cualquiera de los momentos del
parto, hasta separarla de su bebé luego del nacimiento, entre otras. Es algo
poco reconocido por los médicos y por las víctimas en general, y a veces puede
llegar a situaciones extremas.
Montenegro
dice que hay que empezar a entender que “una mamá a punto de parir tiene un
montón de miedos y necesita, aunque se atiendan cien partos por día, que
ese parto sea único. Es su parto, su momento.”
“Hemos
tenido casos de mujeres que mueren víctimas de abandono de persona o mala
praxis al tener a sus bebés. Pasa muchísimo en el interior del país”, explica
Victoria. “Hace poco nos enteramos de que en la provincia de Mendoza, en
algunos lugares, si las mujeres entran con un aborto inconcluso, les hacen el
legrado sin ningún tipo de anestesia: una forma de adoctrinar para que no lo
hagan de vuelta. Por eso es importante que esa denuncia ingrese en la línea
144: en tal hospital tal médico hizo esto. Y así poder actuar con todas las
herramientas del Estado y de la ley”, agregó
Desde
la subsecretaría que dirige Montenegro, pensaron en una herramienta que fuera
simple, práctica y fácil de llevar. Así nació la idea de la guía de bolsillo,
basada en la Ley 25.929 de Parto Humanizado y la 26.485 de protección integral
a las mujeres: “Antes, durante y después del embarazo ¡Tenés derechos!”. Con
dibujos alusivos y frases breves, la guía será repartida a mujeres de todo el
país a través de todas las dependencias nacionales, provinciales y municipales
de la mujer, en hospitales y consultorios. Para que las mujeres sepan cuáles
son sus derechos y a quién recurrir en caso de que no se respeten.
“Cuando
una mujer se termina de empoderar -nosotros como argentinos tenemos el mejor
ejemplo: las Madres y las Abuelas-, cuando las mujeres que atravesaron
determinada situación y que se pueden parar sobre esa situación y construir a
partir de eso se ponen en marcha, bueno, ya está, han cambiado la historia”,
dice Victoria.
La
sociedad argentina cambió en los últimos años. Lo dicen las leyes de protección
integral de las mujeres, el reconocimiento de la figura del “femicidio”, la ley
de parto humanizado y tantas otras. “Yo tengo una imagen de cuando era muy
chica de lo que eran las parejas, por ejemplo en una telenovela, creo que con
Arnaldo André y Luisa Kuliok, donde él la golpeaba. Era ‘la’ novela, con un
montón de puntos de rating y el momento que todos esperaban era cuando él la
agarraba y la golpeaba. Y eso era la pareja. Hoy no existiría esa posibilidad”,
explica.
Montenegro
está convencida de que la sociedad argentina cambió, pero aún falta: “Creo que
los argentinos como sociedad estamos tomando conciencia de los importante que
es trabajar en serio con la problemática de la violencia de género, que es algo
muy complejo que no se va a solucionar con globos”.
Recuerdos de la muerte
La
historia de Victoria es conocida: fue secuestrada junto a sus padres el 13 de
febrero de 1976, cuando tenía apenas 13 días de vida. Herman Tetzlaff, luego su
apropiador, fue el jefe del operativo. Medía dos metros y pesaba 145 kilos.
Hace cuatro años, cuando el cuerpo de su papá Roque “Toti” Montenegro fue
restituido por el Equipo Argentino de Antropología Forense, Victoria supo que
sus padres vivieron varios meses en cautiverio antes de morir, y pensó por
primera vez en su mamá, Hilda Ramona Torres, como madre.
“Hasta
ese momento yo creía que a mis papás los habían matado en el enfrentamiento, la
misma noche del secuestro. Y eso te da un poco de calma, por lo menos. Cuando
me entero de los vuelos y de Campo de Mayo, que entendemos que es el destino de
ellos, o nuestro destino, ahí sí fue una de las pocas veces que me enojé
realmente con Tetzlaff, mi apropiador, que ya había fallecido”, dice.
“Pero
lo vi tan grande a él, tomé dimensión de lo enorme que era él y de lo chiquita
que era mi mamá, y que hacía diez días había dado a luz. Ahí fue la primera
vez, cuando aparece papá, que me dolió en el cuerpo, que me dolió porque soy
mamá, porque parí, porque sé todo lo que pasa después del parto, los
miedos, el dolor físico que te deja el parto y lo dimensioné a él tan grande y
a ella tan chiquita de cuerpo, tan vulnerable. Esa fue la primera vez que pude
pensar en eso.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario